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martes, 31 de diciembre de 2019

"Origami"



Origami II  Version 2
Ilustración - Elio Montiel Emon
Ya eran pasadas la una de la tarde del último día del año, cuando mi teléfono sonó repetidas veces. Tarde en contestar pues tenía las manos recién lavadas y buscaba secarlas para atender; había estado haciendo algunas cosas de último momento en casa. Tomé el teléfono y luego de saludarnos, la voz del otro lado me agradeció las veces que le había apoyado emocionalmente en distintas oportunidades durante el año. Le dejé hablar y finalmente le detuve diciendo que de alguna manera ambos, nos habíamos apoyado con nuestras conversaciones; que habíamos sido como dos lijas suavizando mutuamente sus superficies y que de eso no podía salir otra cosa que no fuera un aprendizaje. Además, el verdadero regalo detrás de eso, era haber estado allí en el momento justo, agradecerlo y esperar a que cada día pudiésemos encontrar con quien hacernos cada vez mejores.
Entre sus deseos, me explicaba, que quería para mí todo lo bueno, que mi vida estuviera siempre llena de felicidad para que se alejara el sufrimiento y pudiera tener una existencia cálida en la que pudiera seguir compartiendo con todos mis seres queridos…
Le conté que días antes había realizado un curso de “Origami” y había olvidado mis lentes en casa. La instructora era una persona de la embajada de Japón, muy amable y delicada en sus movimientos al ejecutar los pliegues que iba enseñando a los participantes. En el ir y venir de pliegues y explicaciones cada uno de los participantes (incluyéndome a mi casi ciego), iba creando hermosas figuras que jamás hubiesen imaginado poder hacer, y lo más fascinante fue entender que al igual que la vida, la belleza que encerraba cada acción era el resultado de oponer un pliegue al otro, vencer la resistencia en el papel para finalmente formar una unidad en equilibrio con las que se puede construir algo no sólo hermoso, sino sólido y perdurable en el tiempo.
Origami II  Version 1
Ilustración - Elio Montiel Emon
Reflexioné entonces, que la vida era una larga lista de acciones, de pliegues que se oponen, se resisten o doblegan, pero que al final se fortalecen haciéndonos mejores individuos. También aprendí, que en el sosiego y la tranquilidad de nuestros pensamientos somos capaces de abordar cada circunstancia de la vida en la debida proporción; que antes de dejarnos arrastrar por nuestras debilidades, fortalezas o miedos, deberíamos siempre disponernos a escuchar y sentir lo que nuestro corazón nos dicta.
Al final de la conversación me despedí deseándole que, en el nuevo año, indistintamente de los dobleces que le presentara la vida, construyera una hermosa pieza de origami.


Elio Montiel
Para Pildoras Para Dormir Conmigo Mismo

domingo, 22 de septiembre de 2019

La Tarde del Clérigo - De la Serie cuentos cortos antes de dormir



La Sombra del Paraguas
Fotografía Elio Montiel
El hombre de gris se levantó del asiento, miro a su alrededor a las caras de la gente, que como figuras de cera contemplaban al orador. Levantó su voz y dijo. - Creo que, para utilizar el Lenguaje dentro de su contexto, debo decir que es Usted un Apostata que predica sus ideas y que al igual que las que le preceden son, además de mentiras, son bombas que incineran a los crédulos, en una guerra por el control y el sostenimiento del poder
¿Habla del conocimiento como un “Don” con lo cual intuyo que no todos tenemos el don del conocimiento… pero ¿cómo es eso? Quiere decir que Usted tiene el Don, pero el Joven que está al final de la fila, aburrido, enfundado en ese traje que le queda corto porque ya empieza a crecer y a cambiar, como es natural, ¿no lo tiene? ¿Quién hace ese juicio?, o quiere decir, que estamos separados en dos filas, los que tienen el Don y los que no lo tienen, ¡claro, claro! ¡porque no les ha sido dado! Se entiende… Pero quien da el conocimiento…
La audiencia sorprendida por el repentino asalto argumental vocifero con protestas. Protestas que fueron apagándose en la medida que aquel extraño hombre vestido de gris hablaba.
El conocimiento, sentenció. No es un Don, no es una gracia concedida. ¡Es parte de la naturaleza humana dotada absolutamente de toda complejidad! ¡De toda inteligencia! ¡De toda animosidad para enfrentar la vida! Nadie le ha dado nada al hombre, que ya no tuviese consigo… Es, a ciencia cierta, la explicación a todo. No hay mayor sabiduría que la de reconocer que es del hombre la factura de todo conocimiento y la única divinidad proviene de él mismo.
Por tanto, sólo hay una fuente de agua desde donde se derrama todo conocimiento. Cada grieta que este caudal crea se apropia del agua que fluye y le da nombre a su cauce como una forma egoísta e intencionada de apropiarse de la verdad evitar la libertad del libre pensamiento y desconocer el origen que no es otro que el hombre mismo.
Es el hombre mismo, bajo esta premisa, quien ha levantado altares y procedencias, dioses y autoridades, ¿por temor? ¡Sí! A su propia existencia. A su potencial de creación, que ha fantaseado con divinos Magos autosuficientes y eternos para evitar la responsabilidad que tiene sobre la vida. Él y sólo él es el amo de la verdad y él y sólo él sabe hasta cuando es verdad, hasta cuando le es útil esa verdad, hasta cuando conveniente…
El joven al final de la fila, se levantó estirando sus pantalones que además de ajustados le quedaban
Detrás de la Ventana
Fotografía Elio Montiel
cortos. Su cara aterrorizada miró a la audiencia y volteó para fijar su mirada timorata en los ojos del hombre vestido de gris. Su voz casi inaudible al principio se tornó fuerte y decidida para decir. ¡El negro también es luz! Y sólo a través de él podemos contemplar la maravilla de los demás colores, no es una luz pretensiosa, sin embargo, tiene la función de permitir se destaquen los demás colores… Su voz ya mas segura acompasaba su mirada que iba del suelo al techo, del hombre de gris al pastor, y saltaba por encima de las cabezas de los asistentes con un dejo tembloroso que parecía rogar por entender eso mismo que decía y que en su fuero interior, aquel que posee todo ser humano, estallaba con furia haciéndole deshacer de aquel incomodo traje que lo asfixiaba. Se quito la chaqueta, aflojo su cintura, desabotono su camisa y salió raudo de aquella sala, ahora muda pero llena de tanta verdad.
El hombre de gris se quedó mirando fijo la briosa salida del chico de aquel salón de caras amarillas como la cera. En su interior le pareció sentir que dejaba libre a un corcel en los pastos verdes de un mundo de experiencias por conocer. Luego, miro fijamente al Pastor y le dijo, casi como un susurro. Allí va un Dios de los de verdad. Tomo su sombrero y se despidió con un ademán del ala. Feliz día para todos…
Atravesó el portal con aire de Fred Astaire y se fue desapareciendo en la distancia. Dicen algunos que lo han visto en muchos lugares y en ninguno, Otros que jamás ha existido y otros que dicen haber estado con él y cuentan a su manera, las andanzas de aquel hombre de gris, pero nadie sabe realmente que fue de él.

Tío, ¿y que pasó con el chico de la historia?
Ese chico, ese chico, eres tú, soy yo, y es cada ser humano en este planeta… ahora duerme que mañana habrá tiempo para más…

Elio Montiel
Para Píldoras para dormir conmigo mismo

jueves, 29 de agosto de 2019

Una reflexión botánica. - Otro cuento corto para antes de dormir…




Equo - Ilustración Digital
Elio Montiel
 … Quizás a ti no te gusten las rosas, sin embargo, no dejan de ser admiradas y preferidas por muchos. La belleza es a la razón lo que el capricho a la sensatez, así que lo que no ves en las rosas, posiblemente otros son capaces de descubrirlo, sin necesidad siquiera de observarlas, el aroma puede percibirse en la distancia por lo que no necesitas siquiera verlas para entenderlas como algo sublime. Sucede lo contrario con la “Flor cadáver” cuyo espectacular tamaño atrapa la atención de miles, pero su olor nauseabundo desdice su belleza anclada en lo magnifico de su tamaño. Entonces queda claro que es una cuestión de opciones que aceptamos o rechazamos; como siempre, queda de cada quien decidir sobre aquello que prefiere.
Me contaba una amiga que tuvo la oportunidad de asistir a una exhibición botánica donde exponían a la rara Amorphofallum Titanus o como dije anteriormente la “Flor cadáver”. Su curiosidad e interés eran tan grandes que soportó casi una hora de espera para pasar al lugar donde la exhibían ya que por razones ambientales era necesario evitar mucha gente en el recinto. Cuenta que durante esa hora soporto un olor nauseabundo a pescado muerto el cual, se desprendía de la extraña y gigantesca flor, algunos no lo soportaron y se retiraron, otros se conformaban con taparse la nariz con un pañuelo y algunos hasta vomitaron, sin embargo, aguardaron con paciencia hasta llegar a ver la rareza de la flor que tarda unos cuantos años en emerger.
Muchas cosas en la vida suceden de la misma manera. Algunas son como el perfume de las rosas y otras como el de la flor cadáver, y en ambos casos no dejamos de sorprendernos, vivirlos y revivirlos; porque a la larga todo es una enseñanza, todo es una apreciación y un riesgo que corremos por decisión propia, no somos infalibles, a veces nos equivocamos, no obstante, todo sigue su curso sin detenerse. La vida no se detiene porque uno quiere, ella continúa, aun cuando nos equivoquemos. Lo
4 Gatos - Ilustración Digital
Elio Montiel
importante es saber si seremos capaces de enfrentar el reto de la vida con todos sus matices.
Sé que mañana al levantarte te cuestionarás, y al final tomarás la decisión que creas conveniente. Nadie puede decidir por ti y te recuerdo que sea lo que sea que decidas mañana también estaré para escucharte, sin juicios ni reprimendas…
Ahora duerme, recuerda que mañana el transporte del colegio pasará a las 8 y 30 de la mañana para llevarte a tu primer día de clases… felices sueños

Elio Montiel

miércoles, 28 de agosto de 2019

El Hacedor de Cruces - Serie de cuentos cortos para antes de ir a la cama


El Hacedor de Cruces

-          ¿Y Usted que hace?
¿Yo? Nada importante Señor… yo solo hago las cruces para el cementerio local…
Ilustración: La Puerta.
Elio Montiel

Y… ¿Cuántas cree que ha hecho?
¿Yo Señor? Diría que… unas doscientas cruces
O sea, es Usted carpintero
No Señor, sólo soy un hacedor de cruces por encargo. Yo hice las cruces de todas esas personas cuando fallecieron. Una de madera, otra de hierro; y en algunos casos solo las marcaba sobre la tierra fresca de la tumba.
¿Y por qué así?
En algunos casos los deudos no tenían como pagar los materiales o a mi y entonces yo asistía al sepelio y con mi mano hacía dos surcos sobre la tierra en forma de cruz.
¡Valla! Y la gente, ¿Qué decía?
Nada… Simplemente se marchaban a sus casas porque sabían que algún alma caritativa colocaría una cruz que podrían ver por la mañana.
Y … Usted no tiene nada que ver con eso…
No Señor, yo vivo de hacer cruces para la gente, pero si no tengo el material es imposible que lo haga. Sin embargo, hay uno que nunca falta
Y ¿Cuál será?
Ilustración: Death Runaway
Elio Montiel
La Fe Señor, la gente cree con todo su corazón de que su familiar tendrá una cruz en su tumba al día siguiente. Y hasta el sol de hoy no ha habido un solo caso en que eso no haya ocurrido.

El entrevistador un tanto incrédulo repitió. Y Usted no tiene nada que ver con eso…
No Señor. Si hay madera hago una cruz de madera y la coloco en su sitio, si hay hierro, hago una cruz de hierro e igualmente la coloco en su sitio y si no hay nada, hago dos surcos en cruz sobre la tierra para tranquilidad de la gente…
El hombre ya entrado en años, tomó su sombrero y se dio la vuelta. Con caminar pausado se dirigió a la puerta de salida y se despidió con un cortés abanicar de su mano.

Del otro lado de la línea, mi amiga suspiro profundamente y me dijo: Ya, te capto. Un día a la vez. ¿Verdad? 
Si, un día a la vez... 

Elio Montiel
Para Píldoras para dormir Conmigo mismo

martes, 23 de julio de 2019

Un Cuento antes de ir a la cama

Dedicado a Jessica Kurz y 
Roraima Ron Coffil, Quienes adornan
con sus conversaciones 
las noches oscuras

La Calle “Santa Marta” estaba extrañamente iluminada por los faroles amarillos en los que se habían convertido las ventanas de las casas y pequeños edificios donde hacían sus vidas los vecinos; que ahora caminaban con velas encendidas por las habitaciones .
         El apagón de ese día comenzó pasadas las cinco de la tarde. Todo quedó paralizado a excepción de las tristes luces de las velas que deambulaban de un lado para otro, como sigilosas almas proscritas en medio de la penumbra que anunciaba pronta la oscuridad de la noche.
         Algunos dijeron esperanzados: ¡No durará mucho! Otros preguntaron: ¿Durará mucho? Y otros tantos simplemente callaron para recordar donde estaban las velas, las linternas de las fiestas pasadas o los mecheros de aceite, que del apagón anterior quedaron a la espera de ser encendidos.
         En lo alto de la colina, muy al final de la cuesta, un rústica casa empobrecida, resplandecía con blancos y enormes destellos que parecían elevarla sobre un caudal de luz brillante… etéreo.
         Muchos se detuvieron y exclamaron: ¡Oh! ¡Aún tienen electricidad y nosotros no! Algunos preguntaron: ¿Aun tienen electricidad y nosotros no? Otros simplemente se sentaron a contemplar la luna emergiendo detrás de la colina por encima de la casa, y esperaron tranquilos para ver las estrellas.
         Narré esta historia a un amigo que llamó a mi teléfono, casi a mi siempre tardía
hora de ir a dormir.
         Al final, escuche su respiración pausada a través de la línea y le dije: “Siempre serás Tú quien decida como observar la vida; si como breves o desesperadas candilejas en la noche, o como un maravilloso cielo estrellado a la luz de la luna…”
Me despedí deseándole un sueño reparador y tranquilo.

Elio Montiel
Para Píldoras para vivir conmigo mismo

Ilustraciones EMON

martes, 28 de mayo de 2019

De las huellas que dejamos



A las 12:30 de la noche sonó mi teléfono y aunque soy una persona de hábitos nocturnos, no suelo dejarlo encendido a esas horas. Sin embargo, esa noche olvidé apagarlo y atendí la llamada en automático. Sin extrañezas y sin siquiera darme cuenta de la hora.
La voz al teléfono saludó confiada de mi nocturnidad por lo que no dudé en responder con amabilidad, aunque con cierta intriga. Disculpa la hora. Pero se que te acuestas tarde y hoy estuve pensando en ti por lo que me dieron ganas de hablar contigo. Dijo con Seguridad.
Superado el hecho de que me conocen como noctámbulo, apremié un poco lo que hacía para prestar atención, sobre todo porque no soy de los que se quedan horas pegado al teléfono saltando de un tema a otro sin más.
Después del intercambio de saludos y preguntas de rigor, dijo: Vi un post en tu blog que hablaba sobre ser lo que se debía ser sin temor y que podíamos cambiar el pasado. De momento, no atiné a recordar el texto, pero como casi siempre estas conversaciones derivan en otros temas, no me preocupé demasiado.
Le pregunté, si no le había funcionado la píldora y se echó a reír por el auricular respondiendo – Necesito una nueva receta de tus píldoras. Respondí con risas y aguardé esperando los síntomas.
¿Qué tan importantes son las huellas que dejamos en los demás?
Sobreponiéndome a la sorpresa comprendí que la pregunta a mi pesar, sería el gatillo de una larga conversación.
¡Toda!  Respondí tan rápidamente como me permitió salir de la pausa. Continué diciendo. Nuestras acciones son elementos desencadenantes por naturaleza, todo lo que hacemos deja esa huella , que por sencilla o difícil que parezca o sea, marca de forma indeleble nuestras vidas y las de otros, porque aun cuando no lo creamos, se trata de un camino de doble vía y aunque no se trata de ir custodiando cada paso que damos, sí, de como queremos vivir nuestras vidas. No se trata simplemente de un aspecto moral ya que nuestras acciones pueden pasar de lo moral e incluso trascenderla.
Nuestras acciones de por sí, parecieran tener vida propia, autonomía, siguen su curso si que lo sepamos, o tal vez sí. Sentencié.
¿Te dormiste? Pregunté a manera de chiste. ¡De ninguna manera! Respondió mi interlocutor.


Cada acción hecha por el hombre ha construido lo que somos, incluso la inacción, es de hecho una acción, y todo en un sentido u otro deja las huellas de las que hablas. De esa manera construimos la historia de nuestras vidas, de la humanidad.
Del otro lado de la línea, escuche un profundo suspiro. Solo debe preocuparte que tanto bien puedes hacer en medio de tus circunstancias, tu visión  de la vida y de quien eres a fin de cuentas.
Terminé diciendo que quisiera con mi vida, no haber sido o ser la desdicha de otros y que mis acciones en su ignorado o conocido efecto hayan construido algo mejor para los demás.
Espero que tu pregunta haya sido respondida y que mi acción de responderte haya dejado una huella en cierto sentido, positiva.
Ya tengo la receta. Me dijo.
A lo que le respondí. Ahora búscala en la farmacia de tu corazón.

Buenas noches
Elio Montiel
Para píldoras para dormir conmigo mismo.
28/05/2019

sábado, 16 de marzo de 2019

Sobre Solidaridad Emocional y otros debates

Hace un tiempo atrás conocí una historia de un joven Emperador Coreano, que ante una gran hambruna acaecida a su pueblo, decidió someter a un concurso a todas las cocineras de la casa real. El concurso consistía en que realizaran un banquete digno del Emperador con ingredientes que usualmente eran desechados como desperdicio, por no tener ningún tipo de aprovechamiento…

Hoy, como parte de mi trabajo creativo decidí realizar un entramado de billetes para confeccionar una cartera a mi hermana. Si, ¡billetes! Hoy día, la otrora segunda moneda mas fuerte del continente, ahora solo es papel sin valor o es mejor decir, el papel tiene más valor que la moneda. Lo cierto es que durante ese proceso creativo comencé a pensar en familiares, amigos y conocidos que debían estar pasándola mal en estos momentos críticos por los que atraviesa mi País, y por supuesto, como 2 + 2 son 4 pensé también en aquellos que por sus decisiones oportunas o afortunadas parecían estar muy bien o al menos, es lo que dejan entrever por sus redes sociales.
Por Principio y formación, siempre me hace sentir muy bien celebrar el bienestar, la salud y los éxitos de las personas que admiro, aprecio y en las que creo con sinceridad. Siento como una cuestión de fe, que merecen sus alegrías y felicidad y me emociona mas que a un tonto un lápiz que esa sea su suerte ( por decirlo de alguna manera).
No obstante, no dejo de pensar en que la situación actual de los Ciudadanos de mi país, entre los que me encuentro, no dista de ser una especie particular, genuina y absolutamente sin precedentes forma de duelo. Duelo por aquellos que se han marchado buscando otros derroteros, por los que se marcharon definitivamente de nuestras vidas, duelo por lo que cotidianamente hacíamos y ahora no podemos porque las circunstancias no lo permiten. Cosas tan básicas como, comer tres veces al día, el antojito de media tarde, lavar la ropa, comprar una prenda íntima o un par de zapatos a nuestro gusto o hasta un desodorante o la pasta dental para encías sensibles y ¡ojo, que la lista de cosas simples y sencillas puede ser larga! ¡Ni hablar de viajar! ¡Incluso hasta nuestros propios  trabajos o actividades! Como dije, la lista puede ser larga y muchas veces mencionada por tantos y tantos de nosotros desde que esta tragedia comenzó en nuestra querida tierra.

Creo profundamente en el derecho y la libertad que tiene todo individuo de comunicar, por el medio que le apetezca, lo maravilloso o triste, el éxito o el fracaso, la tristeza o la alegría que exista en su vida, eso, es absolutamente humano, sin embargo, en mi país, son muchos los que ni siquiera podemos levantar la voz ante el féretro de las circunstancias.
Sé que nuestra idiosincrasia, prácticamente nos impele a ver con cristales menos opacos la realidad y hacerla un juego, un chiste, una broma, pero nadie va al velorio del familiar de un amigo a reír frente al cadáver, uno espera el momento oportuno o al menos como es tradición por estas tierras apartarse para escuchar los consabidos chismes y bromas que se presentan a manera de sub contexto dentro de situaciones como esas.
En ese sentido, y sin desear una polémica que podría ser absurda, se me hace lógico acuñar la expresión “solidaridad emocional” que creo que deberíamos sentir por aquellos cuyas vidas en el estricto sentido de su “aquí y ahora” se deteriora día tras día amen de las causas, razones o circunstancias que estamos viviendo como sociedad en un país que fue llamado a ser la más extraordinaria Nación Latinoamericana, ese que siempre hemos juzgado como el más extraordinario País que puede existir.
Debemos y sé que podemos, levantarnos por encima de todo lo negativo, de las dificultades y resolver los desaciertos, pero debemos re aprender a ser quienes éramos y ayudar a otros a entenderlo. Siendo solidarios emocionalmente ayudaremos también a construir desde afuera y desde adentro el País que somos, los Ciudadanos que habitan nuestros corazones.
Ahora mismo, no sé, si ese Emperador Coreano de la historia existió, sin embargo, creo que la lección a aprender es extraer de todos y todo el máximo provecho que podamos para ser mejores seres humanos, más auténticos y comprometidos.

Por un uso más humano de las redes sociales
Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo. Marzo 2019 




jueves, 21 de febrero de 2019