Hace
un tiempo atrás conocí una historia de un joven Emperador Coreano, que ante una
gran hambruna acaecida a su pueblo, decidió someter a un concurso a todas las
cocineras de la casa real. El concurso consistía en que realizaran un banquete
digno del Emperador con ingredientes que usualmente eran desechados como
desperdicio, por no tener ningún tipo de aprovechamiento…
Hoy,
como parte de mi trabajo creativo decidí realizar un entramado de billetes para
confeccionar una cartera a mi hermana. Si, ¡billetes! Hoy día, la otrora
segunda moneda mas fuerte del continente, ahora solo es papel sin valor o es
mejor decir, el papel tiene más valor que la moneda. Lo cierto es que durante
ese proceso creativo comencé a pensar en familiares, amigos y conocidos que
debían estar pasándola mal en estos momentos críticos por los que atraviesa mi
País, y por supuesto, como 2 + 2 son 4 pensé también en aquellos que por sus
decisiones oportunas o afortunadas parecían estar muy bien o al menos, es lo
que dejan entrever por sus redes sociales.
Por
Principio y formación, siempre me hace sentir muy bien celebrar el bienestar,
la salud y los éxitos de las personas que admiro, aprecio y en las que creo con sinceridad. Siento como una cuestión de fe, que merecen sus alegrías y felicidad
y me emociona mas que a un tonto un lápiz que esa sea su suerte ( por decirlo
de alguna manera).
No
obstante, no dejo de pensar en que la situación actual de los Ciudadanos de mi
país, entre los que me encuentro, no dista de ser una especie particular,
genuina y absolutamente sin precedentes forma de duelo. Duelo por aquellos que
se han marchado buscando otros derroteros, por los que se marcharon
definitivamente de nuestras vidas, duelo por lo que cotidianamente hacíamos y
ahora no podemos porque las circunstancias no lo permiten. Cosas tan básicas
como, comer tres veces al día, el antojito de media tarde, lavar la ropa,
comprar una prenda íntima o un par de zapatos a nuestro gusto o hasta un
desodorante o la pasta dental para encías sensibles y ¡ojo, que la lista de
cosas simples y sencillas puede ser larga! ¡Ni hablar de viajar! ¡Incluso hasta
nuestros propios trabajos o actividades!
Como dije, la lista puede ser larga y muchas veces mencionada por tantos y
tantos de nosotros desde que esta tragedia comenzó en nuestra querida tierra.
Creo
profundamente en el derecho y la libertad que tiene todo individuo de
comunicar, por el medio que le apetezca, lo maravilloso o triste, el éxito o el
fracaso, la tristeza o la alegría que exista en su vida, eso, es absolutamente
humano, sin embargo, en mi país, son muchos los que ni siquiera podemos
levantar la voz ante el féretro de las circunstancias.
Sé
que nuestra idiosincrasia, prácticamente nos impele a ver con cristales menos
opacos la realidad y hacerla un juego, un chiste, una broma, pero nadie va al
velorio del familiar de un amigo a reír frente al cadáver, uno espera el
momento oportuno o al menos como es tradición por estas tierras apartarse para
escuchar los consabidos chismes y bromas que se presentan a manera de sub
contexto dentro de situaciones como esas.
En
ese sentido, y sin desear una polémica que podría ser absurda, se me hace
lógico acuñar la expresión “solidaridad emocional” que creo que deberíamos
sentir por aquellos cuyas vidas en el estricto sentido de su “aquí y ahora” se
deteriora día tras día amen de las causas, razones o circunstancias que estamos
viviendo como sociedad en un país que fue llamado a ser la más extraordinaria
Nación Latinoamericana, ese que siempre hemos juzgado como el más
extraordinario País que puede existir.
Debemos
y sé que podemos, levantarnos por encima de todo lo negativo, de las
dificultades y resolver los desaciertos, pero debemos re aprender a ser quienes
éramos y ayudar a otros a entenderlo. Siendo solidarios emocionalmente
ayudaremos también a construir desde afuera y desde adentro el País que somos,
los Ciudadanos que habitan nuestros corazones.
Ahora
mismo, no sé, si ese Emperador Coreano de la historia existió, sin embargo,
creo que la lección a aprender es extraer de todos y todo el máximo provecho
que podamos para ser mejores seres humanos, más auténticos y comprometidos.
Por
un uso más humano de las redes sociales
Elio
Montiel
Para
Píldoras para dormir conmigo mismo. Marzo 2019