A las 12:30 de la noche
sonó mi teléfono y aunque soy una persona de hábitos nocturnos, no suelo dejarlo encendido a esas horas. Sin embargo, esa noche olvidé apagarlo y atendí
la llamada en automático. Sin extrañezas y sin siquiera darme cuenta de la
hora.
La voz al teléfono saludó
confiada de mi nocturnidad por lo que no dudé en responder con amabilidad,
aunque con cierta intriga. Disculpa la hora. Pero se que te acuestas tarde y
hoy estuve pensando en ti por lo que me dieron ganas de hablar contigo. Dijo
con Seguridad.
Superado el hecho de que
me conocen como noctámbulo, apremié un poco lo que hacía para prestar
atención, sobre todo porque no soy de los que se quedan horas pegado al teléfono
saltando de un tema a otro sin más.
Después del intercambio
de saludos y preguntas de rigor, dijo: Vi un post en tu blog que hablaba sobre
ser lo que se debía ser sin temor y que podíamos cambiar el pasado. De momento, no atiné a recordar el texto, pero como casi siempre estas conversaciones
derivan en otros temas, no me preocupé demasiado.
Le pregunté, si no le
había funcionado la píldora y se echó a reír por el auricular respondiendo –
Necesito una nueva receta de tus píldoras. Respondí con risas y aguardé
esperando los síntomas.
¿Qué tan importantes son
las huellas que dejamos en los demás?
Sobreponiéndome a la
sorpresa comprendí que la pregunta a mi pesar, sería el gatillo de una larga
conversación.
¡Toda! Respondí tan rápidamente como me permitió
salir de la pausa. Continué diciendo. Nuestras acciones son elementos
desencadenantes por naturaleza, todo lo que hacemos deja esa huella , que por
sencilla o difícil que parezca o sea, marca de forma indeleble nuestras vidas y
las de otros, porque aun cuando no lo creamos, se trata de un camino de doble
vía y aunque no se trata de ir custodiando cada paso que damos, sí, de como
queremos vivir nuestras vidas. No se trata simplemente de un aspecto moral ya
que nuestras acciones pueden pasar de lo moral e incluso trascenderla.
Nuestras acciones de por
sí, parecieran tener vida propia, autonomía, siguen su curso si que lo sepamos,
o tal vez sí. Sentencié.
¿Te dormiste? Pregunté a
manera de chiste. ¡De ninguna manera! Respondió mi interlocutor.
Cada acción hecha por el
hombre ha construido lo que somos, incluso la inacción, es de hecho una acción, y todo en
un sentido u otro deja las huellas de las que hablas. De esa manera construimos
la historia de nuestras vidas, de la humanidad.
Del otro lado de la línea,
escuche un profundo suspiro. Solo debe preocuparte que tanto bien puedes hacer
en medio de tus circunstancias, tu visión
de la vida y de quien eres a fin de cuentas.
Terminé diciendo que
quisiera con mi vida, no haber sido o ser la desdicha de otros y que mis
acciones en su ignorado o conocido efecto hayan construido algo mejor para los
demás.
Espero que tu pregunta
haya sido respondida y que mi acción de responderte haya dejado una huella en
cierto sentido, positiva.
Ya tengo la receta. Me
dijo.
A lo que le respondí.
Ahora búscala en la farmacia de tu corazón.
Buenas noches
Elio Montiel
Para píldoras para dormir
conmigo mismo.
28/05/2019