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martes, 4 de octubre de 2016

INVERTIR EN LO HUMANO


“Debemos
 considerar a la Humanidad como un cuerpo único
 y a cada nación como un órgano del mismo”
Mustafa Kemal Ataturk
Ex Presidente Turko

El árbol de la vida
Soy de los que cree firmemente en el hecho indiscutible que todo, absolutamente todo está vinculado, conectado, asociado, empalmado, en fin comunicado de alguna manera. No se necesitan largas horas de reflexión para entender que cualquier acción individual puede afectar irremediablemente a otras individualidades o colectivos, reitero que soy un firme creyente de tal aseveración, para mí, algo no puede existir sin la existencia de otro o de otros; somos, como seres vivientes, un lenguaje inteligente que tiene sentido solamente cuando es coherente en sus expresiones.
La tragedia que vive la humanidad, que percibimos día a día porque es una bofetada en la cara de todo ser mínimamente consciente, tiene sus raíces en un solo factor… el factor humano (humano de especie, no de valor, para evitar confusiones).
Cierto día encontré a un amigo con el que usualmente tomaba café en un local comercial cercano al trabajo. Su rostro reflejaba cierta consternación, por lo que sin titubear le pregunté si le sucedía algo a él o a su familia. Me respondió que todo estaba bien pero que se sentía mal al ver en las noticias como indiscriminadamente asesinaban a personas en la guerra en el Medio Oriente, los desplazados, el hambre, el conflicto entre las tribus africanas y un corolario de noticias mas, datos y vuelve con el “dale que te pego” de los niños abandonados, la inseguridad de un ataque nuclear por Corea del Norte…
Mientras, mi mirada se dirigía hacia la acera del frente, donde una anciana intentaba cruzar la calle, más atrás una mujer indigente  con dos niños a su vera estaba sentada en el piso pidiendo dinero, un joven adolescente hacía lo suyo para intentar robar a un hombre que se encontraba distraído hablando por su celular. Dos personas más, a unos metros exponían airadamente sus opiniones partidistas. En medio de la calle dos agentes de seguridad le “pedían” dinero a un chofer que se había cruzado la luz roja. En la esquina de la misma acera un individuo de movilidad restringida trataba de bajar la acera en su silla de ruedas. Todas estas acciones puntuales en medio de un tránsito bochornoso y una cantidad ingente de personas que caminaban en dirección a no sé dónde… Rostros amarillos, rojos, verdes, grises… consternados y al fondo podía seguir escuchando a aquel amigo dándome su triste discurso de la actualidad mundial donde todo parecía estar ocurriendo.
Le dije: ¿Sabes que detrás de toda esa tragedia hay más dinero e inversión de la que puede existir en todos los bancos del mundo? Mi amigo se quedó callado a medio terminar una frase. La verdad de todo eso es que si no somos capaces de ver nuestra tragedia en primer lugar y decidirnos a corregirla, no podremos jamás ver con claridad la tragedia de otros. Si la humanidad entendiera que somos un todo y que cada parte de ese todo debe ser considerado y protegido, ¿no crees que deberíamos preocuparnos primero por la parte que nos toca?
Desde entonces no he visto a mi amigo, pero sé por su silencio que debe estar haciendo algo mejor.

Que descansen

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