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sábado, 28 de noviembre de 2020

Sobre Creer, Momo y eventos del pasado

Ocaso. Emon. Foto Intervención digital.
fotografía Emon. 2018.


Momo se había aparecido la noche anterior bajo la protesta de no querer ir a un evento religioso de un familiar de sus padres. Mientras desayunábamos me explicaba porque no quería asistir aludiendo su falta de comprensión de algunas creencias que no compartía 

Eso es bueno. Le dije. ¡Vamos, no que no hayas ido con tus padres! Sino que de alguna manera te inquiete el tema de las creencias. Pensé, que al menos no estaría asaltándome con sus preguntas de cómo ser presidente. 

Entonces, ¿qué es lo bueno? Preguntó casi como un relámpago. 

Asistir a ese tipo de actividades creo que es una buena forma de representación de cómo el ser humano desea verse a sí mismo, aunque sea durante unas horas. Sonreí irónico en la última frase. 

Eso me parece una excusa. Dijo Momo con cierto enfado. 

También creo que es la mejor excusa. Dije en tono comprensivo y agregué, nadie puede censurarte por lo que crees, siempre que respetes lo que cree el otro; eso allana caminos, construye puentes y dignifica a la persona que actúa así. ¡Es lo que te hace ser mejor ser humano! Puntualicé mientras le alborotaba el cabello con la mano. 

Pero no deberían obligar a nadie a ser feliz o mejor persona en términos o beneficio de quien obliga. Es posible que uno se sienta mejor o mas feliz sin que alguien le quiera hacer “feliz” a uno. Dijo Momo muy seriamente apartando mi mano de su cabeza. 

Sonreí pensando. ¡Creo que me está gustando este Momo! 

A decir verdad, no me gustan esos procesos neocolonialistas religiosos que asumen algunas fervorosas personas, pero que hay que tomar en cuenta que en la gran mayoría de los casos, las personas son sinceras cuando te hablan de sus intereses religiosos; pero lamentablemente también hay fanáticos cuyo radicalismo les hace perder la dirección. 

Por otra parte, están las instituciones que los cobijan y que es justamente donde radican muchos de los problemas, pues estas, en algunos casos, o no en ellas, siendo honestos, sus líderes, pierden, no la dirección, sino la brújula de su verdadero propósito. 

A ver Momo. Imagina a aquel hombre que vio por primera vez un rayo iluminando la noche frenéticamente y luego escuchó aquel ruido estruendoso en medio del silencio nocturno. Debe haber sentido… 

¡Miedo! Respondió Momo 

…Miedo ¿Verdad? Respondí acentuando la pregunta. 

Momo estaba lelo, escuchando con paciencia. Extrañamente, sin interrumpir, (que ya era ganancia). Como si recreara en su mente la narración que le hacía. 

Imagino, que habrá sentido mucho miedo, ¡qué digo Miedo! ¡terror! Luces y sombras en la escena, efectos de sonido que herían sus oídos acostumbrados tan solo al sonido de los animales nocturnos, el correr del agua, la lluvia y la brisa entre los árboles. 

Sintió desfallecer sus piernas, cayó de rodillas atemorizado, cubrió su cabeza con sus brazos y manos intentando protegerse de aquello que no podía razonar, como muchas otras cosas. Y de repente, agua que caía del cielo lo cubría totalmente como una cálida caricia. Levantó su cabeza y observo a su alrededor, donde no había nada. 

¿Qué era eso tan poderoso que le había hecho sentir tan poca cosa? … 

¡Dios! Respondió Momo acelerado… 

Quizás. Dije mirándolo sospechosamente a los ojos. Ahora bien, pudo haber preguntado ¿Quién? O quizás ¿qué? Pero también pudo haber preguntado ¿Por qué? ¿No te parece? No lo sabemos...

Cierto, cierto. Dijo Momo con su típica expresión de “dame más”. 

Ese primer hombre, que enfrentó por primera vez la experiencia de ese fenómeno, buscó respuestas y posiblemente las haya encontrado con sus medios; explicaciones que seguramente se adaptarían a sus necesidades y conocimiento. 

O sea, Dios no existe. Argumento ligeramente Momo. 

No es lo que digo. Dios existe para aquellos que creen que él existe, porque eso les da valor, coraje, misericordia, bondad... etc. Valores intrínsecos en el ser humano común. Lo mismo será para aquellos que siguen otras creencias y que a mi manera de ver, surgen de la pregunta de aquel primer hombre que se enfrentó por primera vez a aquello desconocido y tuvo el valor de tratar de entenderlo. 

¿Podrías contarle esa historia a mi abuelo? Dijo Momo. Nada, nada. Es un chiste. Recogió su bolso mientras se reía y se despidió diciendo. 

¡Mañana vuelvo por lo de la encuesta! Y cerró la puerta tras de sí. 

Caí de rodillas en el piso y pregunté ¡Que encuesta? 



Elio Montiel 

Para Píldoras para Dormir conmigo mismo. 

Noviembre 2020 


lunes, 9 de noviembre de 2020

De las sombras y una carta anónima.

Viaje. Elio Montiel - Emon
Bolígrafo. 30 x 22 cm.
2020. A.P.

Emprendes el viaje
Desempacar antes
Las sombras no te siguen
Elio Montiel


La mañana estaba un poco húmeda este día, en el que había decidido limpiar la memoria del teléfono de la cantidad de mensajes que había guardado. Al entrar a la galería encontré la foto de un familiar que, aunque no tuve oportunidad de conocerlo como hubiese querido, siempre fue una referencia de la familia.
Al poco rato de borrar, decidir borrar y no borrar mensajes, fotos y demás mensajitos me llegó una llamada que atendí apresuradamente. 

La persona del otro lado de la línea llamaba para preguntarme sobre como me encontraba y como siempre interesada en cuanto pudiese decirle; me habló de sus preocupaciones, un tanto acuñadas por sus temores y afectos transformados en añoranza, cosa común entre los que han decidido salir del país buscando nuevos rumbos, oportunidades, en fin… Le dije que todo eso pasaría, que las sombras al final se desvanecen y que era importante resolver las sombras que hubiesen en nuestra vida antes de emprender cualquier camino. 

No tardó en preguntar. ¿Cómo se hace eso? 

Te contaré que hace tiempo leí una carta de algún anónimo que decía algo que a mi parecer era una gran verdad. La carta en cuestión era una despedida; el adiós de alguien que al parecer estaba por concluir sus últimos momentos. Llamó mi atención porque me recordó unas palabras acreditadas a Alejandro Magno que siempre he valorado por ser muy realistas. La carta decía… 

“No me arrepiento de nada, jamás lo hice. Asumí silencioso todo cuanto fui y creo que es la primera vez que me importa un comino lo que hayan pensado, piensen o vayan a pensar de mi. 

Me llevo sus críticas y recomendaciones por si existe una renovación vital, las tomaré en cuenta para ser un mejor ser humano… o lo que sea que vaya a ser… a estas alturas de mi vida, tampoco me interesa, porque mis verdaderos tesoros me los llevo egoístamente para que se extingan con esta existencia que se desvanece. 

En cuanto a mis objetos de valor pueden quedarse y repartirse todo, pero por favor, no lo hagan como breves depredadores, valoren lo que se llevan o simplemente déjenlos en el olvido, para mi tenían importancia por su significado en mi mundo. ¡Eso sí! Si escogen algo, ¡escojan bien! No se lleven basura a sus vidas para después sentirse miserables por causa mía y termine yo atado a este infierno a causa de Ustedes. 

Del otro lado de la línea se hizo silencio… 

Con respecto a tu pregunta, Tú solo tienes tu sombra, deja la de los demás tranquila y confía en que has hecho todo cuanto estaba en tus manos sin arrepentimientos… 

Pero no es fácil. Dijo 

Lo es cuando lo decides. Respondí. De eso se trata la vida. Las sombras que duelen son las más difíciles, pero tu también estarás sola en algún momento. Debes seguir el camino y luchar con lo que tienes, ¿de qué vale arrastrar cadenas invisibles? Todo al final termina, nada es impermanente y todos al final… aprendemos a seguir andando. 

Elio Montiel 

Para Píldoras para dormir conmigo mismo.
Noviembre 2020

lunes, 2 de noviembre de 2020

Momo, la política y el político





Prensa libre. Elio Montiel - Emon. Dibujo.
22,8 x 30 cm. 2020. A.P.

Había salido de casa por unos breves momentos para cancelar la deuda de condominio en una oficina cercana. Podía haberlo hecho “on line”, pero sentí la necesidad de caminar aunque fuese unas pocas cuadras. 

A decir verdad, el recorrido no fue muy gratificante, en realidad algo gris según mi percepción de las cosas y las personas que vi. Como he dicho en otras ocasiones pienso que mi cerebro trabaja en diferentes dimensiones, y la calle, en esta oportunidad, pareció despertar a todas y cada una de ellas… 

De regreso, al llegar a la puerta de la casa, encontré a mi siempre inesperado amigo Momo, dormitando cual el felpudo que da la bienvenida. Hice sonar las llaves y Momo se sobresaltó diciendo: Estoy despierto, estoy despierto y acto seguido preguntó. ¿Dónde diablos estabas? 

Respondí a manera de chiste. Entregando un informe de Seguridad Nacional… 

Abrí la puerta cediéndole el paso, que no dudo en aceptar, lanzo su bolso en el sofá y se acomodó viéndome como quien vigila a un ratón salir de su agujero. 

Pensé que estarías en campaña, dada nuestra última conversación. Comenté irónico. Reclinó su barbilla en la mano apoyada en el brazo del sofá e hizo una mueca a manera de sonrisa burlona. De allí, no pasaron dos segundos cuando lanzó su pregunta. ¿Qué hace un político? 

Me sorprende tu pregunta, aun cuando sé de tu interés y deseo de ser Presidente. Respondí. 

¿Qué hace un político? Lo que hacemos Tú y Yo, es decir, cualquier persona, que por ideas, razones e intereses, participe en actividades identificadas como partidistas, indistintamente, si tienen o no un cargo público. Sin embargo, desde su concepción más amplia y a mi manera de ver, en lo que a política se refiere, es lo que permite la convivencia dentro de un grupo social. 

Cuando Papá decía: “los niños, a la cama a las 9 de la noche, ¡que mañana hay cole! Y deben levantarse temprano”; Papá era quien tomaba las decisiones del grupo, dándonos la línea a seguir. Era el Líder. Administraba los ingresos familiares buscando satisfacer las necesidades de todos los integrantes de la familia, velaba por la seguridad y definía las prioridades con el apoyo de Mamá y la información que obtenía del grupo familiar. 

¡Claro! Ya sé que esa no es la respuesta que buscas, sin embargo, es a mi entender lo que hace un político. ¿Captas? Momo se quedó mirando con atención. 

Pues, un político hace aquello que busca la satisfacción de las necesidades de quienes eligen su liderazgo; nada más simple que eso. Un político, es aquel que asume la responsabilidad de trabajar duramente para otros, en el beneficio de otros, por la justicia de otros, que es a su vez, trabajar para beneficiarse y recibir la misma clase de justicia que el otro, porque comprende que el forma parte de quienes lo eligen. No se distancia de ellos sino que por el contrario se acerca a ellos para entender sus necesidades. 

Un político se construye a partir de ese principio, otra medida no existe, o puede resultar incierta, pero el problema comenzó con la construcción histórica de lo que es la política y un político. Eso es lo que ha desviado la acción política de la fuente de su propósito, que no es otro que la gente, propósito que se ha transformado en el tiempo en moneda de cambio, de allí que el político crea en su fuero interior, que debe recibir y no dar y la gente ha ido perdiendo su sentido de responsabilidad de accionar junto al líder elegido. 

Tú, que deseas ser presidente, deberías tener eso en mente. ¿Qué político quieres ser? Uno que les recuerde permanentemente a quienes decidieron aceptar su liderazgo por elección, que deben acompañarlo al escribir la historia de una verdadera Nación, u otro que jugando a ser político, olvide la fuente de su poder, que al final, siempre será tan sólo una cuota. 

Algún día te contaré la historia de un Líder Cátaro que perdió la vida en un sueño en el que salvaba a su pueblo. 

Espero no haberte cansado con lo que he dicho, pero seguramente tendrás algo más en que pensar. ¡Ah! Y una última cosa. La raza humana es la única que es capaz de construir su presente desde la negatividad de las ruinas de su pasado y formar un mundo de intolerancia y resentimiento que apabulla en sus acciones. 

Momo se levantó del sofá, fue a la nevera, tomó un vaso de leche, lo lavo, para mi sorpresa, recogió su bolso del sofá y me tendió la mano muy formalmente en señal de despedida. Estrechamos las manos viéndonos a los ojos y finalmente se retiró con la promesa de una nueva visita. 



Que descansen. 

Elio Montiel 
Para Píldoras para dormir conmigo mismo 

Noviembre de 2020 

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