Pedirás por favor el
descanso en esta hermosa tarde que se desprende llena de sol y en la que
intento caminar bajo la mirada celosa de tus ojos, esos mismos ojos que se
escurren detrás de la tasa de café para brindarme tu serenidad y consuelo en el
mismo mar que nos angustia.
Bajaremos como tantas
otras veces, la cuesta de las reflexiones intentando tomarnos de la mano,
comprendiendo, quizás la individualidad de cada uno dentro de lo unidos que
somos. Uno de los dos con un abrazo se confesará deseoso de estrechar nuestros
cuerpos; entre tanto, el otro, recordará que hubo momentos iguales y se
sorprenderá pensando cuantos habrá en el futuro.
Bajo la sombra tibia de
los árboles en el camino, nos sentaremos como aquel día en que no te dejaba
leer el periódico de la tarde y terminamos bebiendo en la copa de las
confesiones, bajo el manto de nubes de lluvia en un cielo ansioso de estrellas.
Repetirás al igual que yo
la promesa de siempre y comentarás cuanto te impresionaron las noticias de la
tarde como pretexto para recostar tu cabeza en mi hombro y decir que te hizo
daño el desayuno o el almuerzo; y entre comentarios a un azar que solo tú
entenderás, volverás a pedir el descanso en esta tarde hermosa que se desprende
de sol y acabarás durmiendo sobre mis piernas y yo acariciando tus cabellos
observando el camino de regreso a casa…
Elio Montiel.