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domingo, 23 de octubre de 2022

Jogging, first day.

 


Pedirás por favor el descanso en esta hermosa tarde que se desprende llena de sol y en la que intento caminar bajo la mirada celosa de tus ojos, esos mismos ojos que se escurren detrás de la tasa de café para brindarme tu serenidad y consuelo en el mismo mar que nos angustia.

Bajaremos como tantas otras veces, la cuesta de las reflexiones intentando tomarnos de la mano, comprendiendo, quizás la individualidad de cada uno dentro de lo unidos que somos. Uno de los dos con un abrazo se confesará deseoso de estrechar nuestros cuerpos; entre tanto, el otro, recordará que hubo momentos iguales y se sorprenderá pensando cuantos habrá en el futuro.

Bajo la sombra tibia de los árboles en el camino, nos sentaremos como aquel día en que no te dejaba leer el periódico de la tarde y terminamos bebiendo en la copa de las confesiones, bajo el manto de nubes de lluvia en un cielo ansioso de estrellas.

Repetirás al igual que yo la promesa de siempre y comentarás cuanto te impresionaron las noticias de la tarde como pretexto para recostar tu cabeza en mi hombro y decir que te hizo daño el desayuno o el almuerzo; y entre comentarios a un azar que solo tú entenderás, volverás a pedir el descanso en esta tarde hermosa que se desprende de sol y acabarás durmiendo sobre mis piernas y yo acariciando tus cabellos observando el camino de regreso a casa…

 

Elio Montiel.

lunes, 3 de octubre de 2022

Casa vacía

 

 

 

Sabré que llegaste,

por la brisa helada que siempre dejas entrar

y azota las puertas,

quiebra los cristales de la ventana…

como un espíritu que intenta recobrar su pasado físico

lleno de contrastes.

 

Sabré que llegaste

porque se habrá esparcido en el aire

el aroma extraño que deja el recuerdo.

Y los pétalos mustios al pie de la botella

dirán ebrios de tristeza que partiste

con la última hoja de otoño

que se llevó la brisa…

 

Casa vacía

Elio Montiel


martes, 26 de julio de 2022

Apolinar


Cuadricula. Elio Montiel - Emon



Las brasas aun brillaban débilmente en el hierro de la fragua protegida por el viejo techo de la herrería. La tenue luz del amanecer se engalanaba con la blanca ceniza del invierno que comenzaba a madurar en la montaña.

Apolinar parecía distraído observando la nieve caer, mientras en su cabeza evocaba los tiernos capullos de los árboles de fuego que rodeaban los caminos de su lar. Se abrazo cobijándose entre sus brazos como si tratara de detener el frio que penetraba hasta los huesos y en un murmullo que se extinguió con el sonido del viento, exclamó ¡Dios que frio!

Deseó sentir el fuego que abrasara su cuerpo al escribir aquella carta donde su ser desbordó toda la pasión que sentía por su amada. Respiró el frio aire que sintió astillarse en sus pulmones y volteó su rostro al camino de sangre y peste que quedaba tras de él. La noche había sido larga; para la muerte, solo segundos en los que la vida escapó de muchos cuerpos. Volvió a desear que el amor lo inundara, como antes de aquella parálisis que finalmente engendró la ira de todos y que ahora protagonizaba aquel camino a su espalda.

 

Elio Montiel

De la serie Cuentos cortos

Píldoras para dormir conmigo mismo

miércoles, 16 de marzo de 2022

Amor con sopa de pollo

Paz. Emon
GIF. 2022

¡Ay Falito! generalmente cuando uno se enamora, no ama... simplemente está, eso, enamorado, que es lo mismo decir abobado,  como medio demente e incluso amariconeao.

Es como la sopa que yo te hago, esa de huesos de pollo que tanto te gusta... pues si, cuando se esta enamorado uno busca siempre dar lo mejor que se tiene, por ejemplo si es una sopa, preparas todo con las partes blandas. La pechuga, los muslos le quitas los huesitos feos y bueno le dejas el pescuezo porque, ¿ a quién no le gusta el pescuezo? Pero resulta que esa sopa es simple, sin gusto. Cuando haces la sopa con los huesos de pollo, tiene más sustancia. Más... ¿qué se yo? Como decía la tía Matilde.
Estar enamorado es simple. Te gustan los ojos, las redondeses las partes blanditicas entre otras cosas, ¡a que si!. Sinembargo,  cuando amas, lo que importa es la esencia, lo que hay dentro de la persona, como en mi sopa de huesos de pollo.
Así que Falito lo que quiero que entiendas es que el amor no siempre es fácil de digerir y que resulta mejor cuando está acompañado de un hueso que nos haga masticar un poco. La próxima vez que te haga sopa de huesos de pollo lo captarás mejor.
Elio Montiel
Serie cuentos cortos
Píldoras para dormir conmigo mismo 

jueves, 10 de marzo de 2022

Los flequillos de la Abuela


El abuelo y la Niña - El hilo rojo
Solía colarme a las reuniones de costura de la abuela, quien al darse cuenta de mi presencia decía. "Anda Falito a ver si el gallo rojo puso". Lo cual significaba que mejor me fuese a jugar a otro lado y evitarle molestias frente a sus amigas del grupo de costura. Me encantaba escucharla hablar y reír con sus viejas amigas que desde que recuerdo, estaban cosiendo la misma colcha de Retazos de cuadros estampados.
 
De tanto en tanto, le escuchaba decir. ¡Ay mija! ¡Hazle un flequillo mujer! Y como de cosa sin importancia se tratara, seguían en su labor entre bolsitas llenas de parches y retazos que solían llevar a su cita semanal.

Al final de la jornada. Mi abuela despedía a sus amigas en la puerta. ¡Ya sabes hazle un flequillo!
Cierto día regresé de la escuela muy enfadado porque no pude salir al recreo a jugar con mis compañeros. La maestra Margarita me había castigado injustamente por culpa de Raúl otro compañero de mi salón. Habia estado hablando y la Maestra Margarita pensó que había sido yo quien parloteaba haciendo reír a los demás.

Mi abuela que siempre esperaba mi llegada del colegio para mandarme derechito a lavarme las manos para sentarme a la mesa, me detuvo preguntando. ¿Y esa cara de pocos amigos? ¿Sucedió algo en la escuela?
 
La abracé llorando mientras le contaba lo sucedido y le dije que lo que más me dolía era que mi Maestra no me hubiese creído.

Mi abuela me sentó en sus piernas consolándome primero y luego diciéndome que aquello no tenía importancia, que con el tiempo mi Maestra se daría cuenta de su error y que no era necesario guardar rencor ni molestarse y cerró el capítulo diciéndome. ¿Sabes qué? ¡Hasle un flequillo!
Ya hace muchos años que mi abuela partió llevando consigo sus retazos de colcha, sus risas y carácter y en todo este tiempo comprendí que aquel grupo de costura no era otra cosa que un grupo de apoyo en el que se intercambiaban las experiencias y tranquilizaban los corazones. Donde se daba importancia a lo verdaderamente valioso y se hacía un flequillo con las cosas que no merecían nuestra atención.
En ciertas ocasiones narró esta historia a mis pacientes y luego les invito a hacer flequillos.


Elio Montiel
Píldoras para dormir conmigo mismo.

domingo, 30 de enero de 2022

El camino y el Búho

 

Serie Azul: Huele a Van Gogh
Emon. Esfumatura en papel







Cuando se dio cuenta que habia estado caminando en círculos decidió entonces hablar con un búho que había visto posarse en una rama  justo cuando volvía a pasar por  un arbusto con cerezas donde se había detenido a comer.

¡Quisiera salir de este camino que me lleva siempre por los mismos lugares!
Y el Buho le respondio.
La verdad es que... no es el camino. Eres tú quien decide repetir una y otra vez la misma dirección.

El Búho se dio la vuelta y voló hacia el ocaso.

Elio Montiel
Para @pildoraspdcm
Serie cuentos cortos.