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martes, 31 de agosto de 2021

Pedro

 


...Y Pedro murió diferente

Si, y muchos hablaron de su fidelidad… Asintió convencido uno de los tertulianos.

Y Pedro murió diferente

Si, y muchos hablaron de su fidelidad… Asintió convencido uno de los tertulianos.

“El hombre se llena de símbolos con quien sabe que intenciones”… Murmuró el viejo a un costado del mirador, quien hasta el momento había simulado estar absorto con las delicias del paisaje Vaticano.

Debe haber sido muy doloroso aceptar la culpa. Comentó uno de los interlocutores que parecían saber mucho acerca de la historia bíblica.

¡Claro! Por eso se cuenta que pidió ser crucificado al revés.

“Jugadas secretas de los historiadores”… musito en medio de una picara sonrisa silbona el anciano.

Aquellos dos hombres observaron con detenimiento al viejo y rechazaron sus murmullos con aire de desprecio a sus comentarios.

“Ninguna piedra es tan solida” a veces hasta la endeble hoja de un cuchillo rompe la roca”. Recitó con suavidad oratoria el anciano que hacía amago de retirarse lleno de aires de victoria.

Uno de los hombres preguntó ¿Es acaso Usted ateo?

No, no amigo. Sería reconocer que lo otro existe. A mis años vemos las cosas mas claras, tememos menos a la incertidumbre y confiamos más en nuestros ojos miopes

¿Crítico no? Dijo el otro tertuliante.

No, no, no, Señor… Mi nombre es Pedro.

 

 

Elio Montiel.

Píldoras para dormir conmigo mismo- Serie de cuentos cortos

Agosto 2021.


jueves, 19 de agosto de 2021

Denisse

 

Denisse



Dancing Girl for rent in the Ball room.
Emon. 2019.

Encendió un cigarrillo y apoyó los codos sobre las rodillas aspirando profundamente el humo que fue dejando escapar lentamente de entre sus labios. Aquel ambiente sórdido perdía su brillo bajo las luces de trabajo, los meseros iban terminando sus tareas y retirándose, mientras Denisse, sentada en una de las poltronas del privado, miraba sin perder de vista un algo invisible que parecía más que abstraerle, le distraía con preguntas que solo ella podía escuchar.

Uno de los camareros se acercó y pidió permiso para recoger la pequeña mesa abarrotada de vasos y botellas que dejaran los invitados de la noche anterior. Denisse levanto la mirada perfilada por el delineador negro del maquillaje y se fue echando lentamente sobre el respaldar de la poltrona expirando el humo como si éste, fuera el propulsor de la acción de aquel cuerpo delgado; de rostro agudo como una daga.

Señora Denisse. Dijo el camarero. ¿Ha pensado lo que le dije de adquirir el nuevo equipo para la música ambiental? Es una inversión que durará toda la vida y contribuirá a que los clientes se sientan más agradados en el local. Denisse levantó la mirada diciendo. ¿Para qué quiero algo que va a durar toda la vida? Sería muy penoso que me sobreviviera un aparato de música o ¿es que quieres que te lo herede? Anda, deja eso y vete a descansar, ya hablaremos después…

El local iba quedando cada vez más solo, o era Denisse que se quedaba sola en medio del silencio. Todo se veía más oscuro que cuando estaban apagadas las luces, A penas las lámparas de la barra lograban a duras penas refulgir dentro de tanta oscuridad; y Denisse, sentada en la poltrona del privado con el cigarrillo aun encendido entre los labios, se sumergía tranquila en ese ambiente.

La puerta de entrada se abrió de repente dejando pasar la luz del sol que iba atropellando todo con la claridad que producía en el lúgubre espacio del “Show Bar & more” lugar de trabajo, merendero y dormitorio de Denisse.

Una sombra se introdujo rompiendo en haces de luz la fulgurante pantalla blanca anterior. La casi transparente figura del personaje que a duras penas podía verse entre tanto destello dijo con voz un tanto burlona. ¡La próxima vez tendrás que colocar velas Denisse! ¡Aquí es imposible ver algo entre tanto terciopelo rojo!

¡Ah! ¡Allí estás! Dijo el personaje. ¿Sabes? Esas lámparas de la barra son espantosas, ni siquiera iluminan, y encima, Tú, vestida de rojo… giró la cabeza observando todo con desinterés y remató diciendo. ¡En esta mierda! Soltó una risita burlona que hacía mover sus hombros bajo el abrigo negro que llevaba puesto.

Es solo un poco de efecto… Dijo Denisse Frunciendo el entrecejo. ¿Eso no era lo que te gustaba? Al menos es lo que recuerdo. ¡Vaya! Veo que han cambiado tus gustos. Dijo con relajada ironía mirando de arriba abajo el abrigo negro. Suspiró y encendió otro cigarrillo dejando escapar el humo a la cara del visitante. ¿Qué te trae por estos lares oscuros que tanto criticas?

Los recuerdos… Dijo el personaje.

Ya. Suspiro Denisse. Hace tiempo que te esperaba, pero eres algo guabinoso. A decir verdad, esperaba más profesionalismo de tu parte. Este local, que ahora criticas ha sido exitoso gracias a tu intervención… Un tanto costosa, pero exitosa. Ahí tienes, dentro de poco instalaremos un equipo de ambientación musical para que los clientes se sientan más… agradados, ¡una inversión para toda la vida! ¿Qué te parece?

Y… ¿para qué quieres algo que te sobrevivirá? ¿Otro absurdo?

Lo mismo digo. Respondió con decepción Denisse. Lo mismo digo… repitió y se quedó nuevamente observando a ese punto lejano donde las preguntas solo podía escucharlas ella.

¿Estás lista?

¡Cómo cada noche! Respondió Denisse sonriendo.

Te he traído el abrigo que querías. ¿Ves? Lo recordé… Dijo el personaje.

Denisse se levantó de la poltrona y le dio la espalda al personaje para que le pusiera el abrigo. Se volvió hacia él y dijo. Aguarda, debo hacer una última cosa.

Fue al pequeño lugar que funcionaba como oficina y extrajo unos documentos del escritorio.

Escribió algo sobre ellos y estampó su firma.

La puerta volvió a abrirse y la luz penetro nuevamente al local. Denisse camino junto al personaje y poco a poco se fueron difuminando en ella.



Buenas noches Jairo, a partir de ahora el Bar te pertenece, aquí están los documentos que lo certifican.

P.D. Compra el equipo de música ambiental para el local.

Denisse.

Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo. Agosto 2021.