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viernes, 31 de diciembre de 2021

Santorales y el árbol de todas las luces

 

Saint. Emon. Digitalart
2021

 

En el árbol de todas las luces se encontraban los espíritus de las personas que habían vivido en el pequeño pueblo de Santorales; llamado así porque las personas que lo habitaban solían dedicar sus vidas a enseñar a valorar las vidas de otros sin distinción de especie o condición alguna. Para todo habitante de Santorales, cada cosa existía porque había un lugar para ella.

Como “buenas gentes” que eran, solían creer en augurios y profecías. Una de ellas rezaba que si alguna vez el árbol dejaba de iluminarse podría desatarse una gran tragedia que acabaría con Santorales, los pueblos circunvecinos y aún más allá de sus fronteras conocidas.
La familia Hospedales, tenía a su cargo la protección del árbol desde tiempos inmemoriales y eran una especie de patronos del pueblo. Cuentan que el árbol de todas las luces era el producto de la sangre de los familiares fallecidos en el pueblo; vinculados históricamente, por fortuna de las uniones y parentescos que se establecieran al pasar los años, y que al fallecer, subían en forma de luz incandescente por la colina hasta llegar al prado donde se unían al árbol

La vida transcurría apaciblemente en aquella región donde todos los días podía verse al árbol de todas las luces, prodigar con su resplandor a todos los pobladores, desde lo alto de la colina que enseñoreaba el pueblo desde tiempos en los que según narran los santoraleños llegaron a esas tierras los hermanos Hospedales, quienes fueran en principio los propietarios de largas extensiones de terreno por derecho fundacional.

Luego de la muerte de algunos de sus miembros por una extraña enfermedad, los Hospedales, entre muchas otras decisiones, se comprometieron a sembrar un árbol en homenaje a los caídos por la enfermedad que azoló a la familia y a compartir las tierras con otras familias que iban estableciéndose en las cercanías.

Cuentan que por aquellos días comenzaron a verse pequeñas luces como brazas que se agrupaban en el árbol con cada fallecimiento que acontecía y que durante las noches una breve luminiscencia se desprendía del árbol sembrado por la familia en los primeros años, lo cual era la principal atracción para los viejos y nuevos pobladores del lugar.

Lo cierto es que el árbol se robustecía día con día y su luminiscencia solo aumentaba cuando había un fallecimiento, bien de un miembro de la familia Hospedales, bien de algún otro habitante del pueblo. Tal descubrimiento fue hecho por Bienvenido Hospedales, quien notó la relación entre los fallecimientos y la aparición de nuevas luces en el árbol.

Relató Jacinto, el hijo menor de Severiana Hospedales, que pudo ver una madrugada muy temprano, como subía hacia la colina una pequeña llamarada que se fundió con el árbol. Al aclarar el día, supo que el Maestre Bernardo quien en su juventud fuera marinero, había fallecido durante la noche cercana a la hora del gallo. Dijo Jacinto que fue esa mas o menos la hora en que vio subir aquella pequeña llama que atizó la luz del árbol durante unos segundos.

Varias generaciones de Santoraleños fueron testigos de tales eventos y el aumento del fulgor que daba nombre al árbol. Ya todos en el pueblo estaban enterados de esa particularidad que termino convirtiéndose en una especie de verificación de fallecimiento el hecho de ver subir hacia la colina una flama que concluía su camino en el árbol de todas las luces.

Las discusiones giraban en torno a si era el alma, el espíritu, la esencia, la energía de los difuntos… Los menos crédulos simplemente pensaban que podía ser la energía de la vida convertida en fuego. Los amigos de filosofar solían argumentar que mas bien era la confirmación de la transformación de la existencia en algo más profundo de lo que se alimentaba el universo. Severiana, la más vieja y matrona de los Hospedales, explicaba que eran, las almas en pena de quienes no habían culminado su misión para con el pueblo y que por esa razón mantenían esa llama como recordatorio para quienes en vida olvidaban su responsabilidad de los unos con los otros. Tal era la función del árbol de todas las luces.

Aun cuando todo esto era una experiencia local, con el paso de los años fue haciéndose conocido fuera de los límites de Santorales, atrayendo cada vez más y más curiosos que querían conocer el fenómeno, e incluso algunos visitantes convirtieron Santorales en su residencia permanente. Motivado a esto las supuestas apariciones de ángeles, seres extraterrestres y demonios, no tardaron en sumarse al repertorio de fábulas e historias de Santorales; tanto fue así, que hasta los mismos santoraleños comenzaron a olvidar las raíces de su propia historia y la iglesia que nunca había existido en el pueblo apareció para hacerse cargo del nicho de beneficios que tantos extraños acontecimientos podrían brindar a sus causas.

Severiana Hospedales advertía una vez sí, y otras también, que podía estarse acercando el cumplimiento de una profecía que le había sido confiada a la muerte de su madre. Recordó las palabras de su madre en el lecho de muerte. Severiana… hija. La voz asfixiada de la madre le decía.  “La tragedia es el silencio y el olvido…”

La hija menor del Maestre Bernardo supo de boca de Severiana aquellas últimas palabras de la madre y le planteo a Severiana la idea de buscar a alguien que escribiera la historia de Santorales. Dijo segura. Si la profecía es el silencio y el olvido, que mejor que escribirla y hacerla pública, quizás de esa manera perdería efecto la profecía y no tendrían nada que temer.

A pocos días de la conversación de Severiana y la hija del Maestre Bernardo. Un Turista curioso ascendió a la colina para ver el árbol que ahora, también parecía haber adquirido propiedades sanadoras según contaban algunos visitantes.

Jacinto Hospedales decía que en todos los años de su vida jamás había sido testigo de algo como eso y que todo parecía tener visos de algún tipo de estratagema con la que se beneficiaría algún interesado; algún “avispa‘o” de fuera del pueblo.

Ese mismo día por la tarde, encontraron el cadáver del Turista que al parecer rodó accidentalmente por la cuesta empinada de la colina y se partió el cuello. Nadie supo del acontecimiento porque no vieron ninguna luz escalando hacia el árbol; por el contrario, les pareció que el árbol había perdido luminiscencia. La aparición del cuerpo del turista y la supuesta perdida de luz del árbol, causo una gran conmoción entre los viejos habitantes del pueblo que estimaron prudente acudir a la casa de los Hospedales y consultar a Severiana sobre lo acontecido.

Diga Usted Severiana, ¿qué es lo que puede estar pasando? La vieja matrona buscó los ojos de la hija de Bernardo entre los asistentes y asintió en silencio, haciendo que ésta saliera del lugar donde se encontraban los congregados.

Una semana más tarde llegaría al pueblo Carlos Cayetano Bustamante. Un periodista de la ciudad al que Diana Isabel, la hija menor del Maestre Bernardo había logrado llamar la atención con la historia del pueblo. Su motivación además del fantástico relato de Diana había sido la atractiva recompensa que recibiría y que había sido acordada por Severiana y algunos otros miembros de la familia.

Así fueron pasando los días; el Sr. escritor como llamaban a Carlos Cayetano había estado visitando los lugares relacionados con los incidentes y entrevistando a los nativos de Santorales. Por las noches se reunía con algunos locales en un rancho que usualmente hacía las veces de expendio de bebidas espirituosas y desde donde salía totalmente borracho. Dormía casi hasta la hora del almuerzo y de allí se sentaba a escribir la “información” que había recaudado, y que rellenaba con avezada pluma con toques de misterio e historia amarillista que sabía le granjearía algo más que la suma acordada con los Hospedales.

Llegó el día de entrevistar a Severiana, quien aguardaba al “Sr. Escritor” en uno de los corredores externos de la casa donde había hecho colocar su mecedora, una mesa de apoyo con su cesta de tejido, una butaca y una mesa de servicio para el café.

¡Sra. Severiana! Se adelantó con la mano extendida al ver a la vieja Matrona que se aproximaba por el corredor. ¡Sólo Severiana! Dijo la anciana mujer. Aquí todos me tutean, no tiene por qué edulcorar su entrada. Ya sé lo que hace y estimo que estoy un poco decepcionada. Usted, simplemente se ha dado la gran vida a costas de la preocupación y el temor de los ancianos del pueblo a la profecía. He leído sus escritos y no son más que meras impresiones de mercader barato que busca ganarse unas cuantas monedas de plata. Santorales merece mas que un simple cuento de ultratumba que es lo que usted narra en esos papeles panfletarios. ¡Váyase del pueblo! Porque por lo que estoy viendo su luz no subirá al árbol.

Carlos Cayetano, el escritor, había quedado en letra minúscula ante las acusaciones de Severiana, quien no por vieja, perdía la sagacidad carácter y empuje que había sido su marca de familia desde los tiempos de la fundación. ¡Váyase! Ya no hay remedio para el pueblo. La profecía ya echó a andar con el pobre turista que encontraron muerto en la colina. No me había dado cuenta hasta que leí su panfleto; correo de medias verdades y mentiras inconclusas que colaboran a que se siga extinguiendo nuestra historia nuestras tradiciones y la memoria de los fundadores. Es así, como mueren los pueblos. ¡Váyase cantamañanas!

El escritor salió casi alzado por las palabras de Severiana sin decir palabra o al menos frase que se entendiera. Tropezó con una saliente del piso de madera y cayó de espaldas produciendo una de las últimas carcajadas que se escucharían en aquel caserón de los Hospedales.

¡Martina! Llamó la vieja matrona a aquella mujer de servicio de la Casa Hospedales quien fuera su comadre y compañera de años. ¡Avisa a Jacinto que se cierra esta casa! ¡que se cierra el pueblo!... y casi mordiéndose los labios dijo. ¡Que se cierra la vida!

***

Nubes grises pacían inmóviles sobre las montañas. Viejos caminos convertidos en trochas que parecían laberínticas y sin dirección alguna habían cedido a la fuerza de los matorrales. Una colina que parecía desvanecerse entre la niebla remarcaba el horizonte.

 

¡Matorral y bichos es lo que se consigue por aquí! Dijo el hombre que seguía al que portaba el filoso machete con el que arrasaba el monte. Una voz entre cortada por el cansancio, se escuchó detrás de los dos primeros, diciendo. Cuentan las malas lenguas que aquí había un pueblo, pero hasta ahora no he visto nada en kilómetros que se me asemeje a un centro poblado. Lo que sí está claro es que se ve que es tierra fértil y continuó diciendo. Cuando lleguemos… si es que llegamos a la falda de la colina, instalamos el GPS para hacer las mediciones y la locación del área… porque esto no sale en el mapa.

 

Dedicado a aquellos de más de cincuenta

 

Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo.

 

martes, 31 de agosto de 2021

Pedro

 


...Y Pedro murió diferente

Si, y muchos hablaron de su fidelidad… Asintió convencido uno de los tertulianos.

Y Pedro murió diferente

Si, y muchos hablaron de su fidelidad… Asintió convencido uno de los tertulianos.

“El hombre se llena de símbolos con quien sabe que intenciones”… Murmuró el viejo a un costado del mirador, quien hasta el momento había simulado estar absorto con las delicias del paisaje Vaticano.

Debe haber sido muy doloroso aceptar la culpa. Comentó uno de los interlocutores que parecían saber mucho acerca de la historia bíblica.

¡Claro! Por eso se cuenta que pidió ser crucificado al revés.

“Jugadas secretas de los historiadores”… musito en medio de una picara sonrisa silbona el anciano.

Aquellos dos hombres observaron con detenimiento al viejo y rechazaron sus murmullos con aire de desprecio a sus comentarios.

“Ninguna piedra es tan solida” a veces hasta la endeble hoja de un cuchillo rompe la roca”. Recitó con suavidad oratoria el anciano que hacía amago de retirarse lleno de aires de victoria.

Uno de los hombres preguntó ¿Es acaso Usted ateo?

No, no amigo. Sería reconocer que lo otro existe. A mis años vemos las cosas mas claras, tememos menos a la incertidumbre y confiamos más en nuestros ojos miopes

¿Crítico no? Dijo el otro tertuliante.

No, no, no, Señor… Mi nombre es Pedro.

 

 

Elio Montiel.

Píldoras para dormir conmigo mismo- Serie de cuentos cortos

Agosto 2021.


jueves, 19 de agosto de 2021

Denisse

 

Denisse



Dancing Girl for rent in the Ball room.
Emon. 2019.

Encendió un cigarrillo y apoyó los codos sobre las rodillas aspirando profundamente el humo que fue dejando escapar lentamente de entre sus labios. Aquel ambiente sórdido perdía su brillo bajo las luces de trabajo, los meseros iban terminando sus tareas y retirándose, mientras Denisse, sentada en una de las poltronas del privado, miraba sin perder de vista un algo invisible que parecía más que abstraerle, le distraía con preguntas que solo ella podía escuchar.

Uno de los camareros se acercó y pidió permiso para recoger la pequeña mesa abarrotada de vasos y botellas que dejaran los invitados de la noche anterior. Denisse levanto la mirada perfilada por el delineador negro del maquillaje y se fue echando lentamente sobre el respaldar de la poltrona expirando el humo como si éste, fuera el propulsor de la acción de aquel cuerpo delgado; de rostro agudo como una daga.

Señora Denisse. Dijo el camarero. ¿Ha pensado lo que le dije de adquirir el nuevo equipo para la música ambiental? Es una inversión que durará toda la vida y contribuirá a que los clientes se sientan más agradados en el local. Denisse levantó la mirada diciendo. ¿Para qué quiero algo que va a durar toda la vida? Sería muy penoso que me sobreviviera un aparato de música o ¿es que quieres que te lo herede? Anda, deja eso y vete a descansar, ya hablaremos después…

El local iba quedando cada vez más solo, o era Denisse que se quedaba sola en medio del silencio. Todo se veía más oscuro que cuando estaban apagadas las luces, A penas las lámparas de la barra lograban a duras penas refulgir dentro de tanta oscuridad; y Denisse, sentada en la poltrona del privado con el cigarrillo aun encendido entre los labios, se sumergía tranquila en ese ambiente.

La puerta de entrada se abrió de repente dejando pasar la luz del sol que iba atropellando todo con la claridad que producía en el lúgubre espacio del “Show Bar & more” lugar de trabajo, merendero y dormitorio de Denisse.

Una sombra se introdujo rompiendo en haces de luz la fulgurante pantalla blanca anterior. La casi transparente figura del personaje que a duras penas podía verse entre tanto destello dijo con voz un tanto burlona. ¡La próxima vez tendrás que colocar velas Denisse! ¡Aquí es imposible ver algo entre tanto terciopelo rojo!

¡Ah! ¡Allí estás! Dijo el personaje. ¿Sabes? Esas lámparas de la barra son espantosas, ni siquiera iluminan, y encima, Tú, vestida de rojo… giró la cabeza observando todo con desinterés y remató diciendo. ¡En esta mierda! Soltó una risita burlona que hacía mover sus hombros bajo el abrigo negro que llevaba puesto.

Es solo un poco de efecto… Dijo Denisse Frunciendo el entrecejo. ¿Eso no era lo que te gustaba? Al menos es lo que recuerdo. ¡Vaya! Veo que han cambiado tus gustos. Dijo con relajada ironía mirando de arriba abajo el abrigo negro. Suspiró y encendió otro cigarrillo dejando escapar el humo a la cara del visitante. ¿Qué te trae por estos lares oscuros que tanto criticas?

Los recuerdos… Dijo el personaje.

Ya. Suspiro Denisse. Hace tiempo que te esperaba, pero eres algo guabinoso. A decir verdad, esperaba más profesionalismo de tu parte. Este local, que ahora criticas ha sido exitoso gracias a tu intervención… Un tanto costosa, pero exitosa. Ahí tienes, dentro de poco instalaremos un equipo de ambientación musical para que los clientes se sientan más… agradados, ¡una inversión para toda la vida! ¿Qué te parece?

Y… ¿para qué quieres algo que te sobrevivirá? ¿Otro absurdo?

Lo mismo digo. Respondió con decepción Denisse. Lo mismo digo… repitió y se quedó nuevamente observando a ese punto lejano donde las preguntas solo podía escucharlas ella.

¿Estás lista?

¡Cómo cada noche! Respondió Denisse sonriendo.

Te he traído el abrigo que querías. ¿Ves? Lo recordé… Dijo el personaje.

Denisse se levantó de la poltrona y le dio la espalda al personaje para que le pusiera el abrigo. Se volvió hacia él y dijo. Aguarda, debo hacer una última cosa.

Fue al pequeño lugar que funcionaba como oficina y extrajo unos documentos del escritorio.

Escribió algo sobre ellos y estampó su firma.

La puerta volvió a abrirse y la luz penetro nuevamente al local. Denisse camino junto al personaje y poco a poco se fueron difuminando en ella.



Buenas noches Jairo, a partir de ahora el Bar te pertenece, aquí están los documentos que lo certifican.

P.D. Compra el equipo de música ambiental para el local.

Denisse.

Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo. Agosto 2021.

jueves, 1 de julio de 2021

Sobre visitas inesperadas y 17 momentos de primavera

Cuento de un globo. Emon. 2020.

      Tocaron a mi puerta repetidas veces y pensé que algún vecino se venía a quejar por el volumen de la música que escuchaba. Pensé. Pero si no está tan alto. En fin, bajé el volumen de mi viejo equipo de CD y fui a responder al llamado de la puerta.

Frente a mí se encontraba mi sonriente vecino del piso bajo, hombre entrado en años, de quien escuché como si fuera en un confesionario; su inusitada sorpresa de ver que era una persona joven quien escuchaba tan hermosa música. Un poco sorprendido de su sorpresa, me sorprendí invitándole a pasar a compartir un té. Me pareció conveniente ya que en ese momento no me cuadraba un café con la música que inundaba mi pequeño, pero acogedor y desordenado espacio.

¡Acogedor su espacio! Exclamó. Como si hubiese estado leyendo mis pensamientos. Mi esposa tiene todo tan ordenado en casa que a veces pienso que vivo en una vitrina, aunque creo, que mejor es así; de esa forma ya no me perderé. Sonrió bajo sus gafas con la mirada puesta en mi y dijo ¡Anda! ¿Y qué pasó con ese Té? Sonreí ante su graciosa confianza y fingí salir corriendo a calentar el agua.

Se sentó en mi sofá, apartando con desenfado los libros y papeles que se encontraban en él y me dijo como quien cuenta un secreto. Es que soy un poco sordo ¿Sabe? Y mejor me pongo cerca para escucharle. Inmediatamente mi ahora nuevo amigo preguntó. A ver, ¿Cómo se llama esa pieza tan hermosa que escuchaba hace unos momentos? Le sonreí mientras observaba su expresión curiosa por lo que de repente me pareció una versión “vintage” de mi querido Momo.

Le dije “17 momentos de primavera” mientras colocaba el agua hirviendo en la tetera con filtro que me había regalado mi amigo José Francisco.

¡Hermosa! Dijo. Apagando la voz.

Es de un compositor ruso, Mikael Tariverdiev Dije.

¡Ruso! Dijo un poco apagado. Muy buenos los músicos rusos sentenció…

¡Excelentes! Asentí. En particular esa pieza me llega profundamente le dije con tono reflexivo. Amo las notas nostálgicas y ligeras que posee.

Le serví el Té y me agradó ver su sonrisa, creo que lo estaba disfrutando. Sostuvo por un momento la taza y luego me dijo. ¿Podría escucharla nuevamente? Yo asentí diciendo, será un placer, ¡moría porque me lo pidiera! Le dije mientras le servía una galleta que había sacado de la alacena.

Durante casi 5 minutos que duraba la pieza, permaneció en silencio con los ojos cerrados. Sentí una profunda sensación de amor por este personaje con el que no había tenido mas que el contacto de un casual buenos días por las mañanas. Al final como si aun la música siguiera sonando dentro él me dijo. “La música es la voz del Universo y es infinita”. Al abrir sus ojos me pareció verlos un poco enrojecidos como cuando se contienen las lágrimas. Sus palabras lo mismo que la música de Tariverdiev calaron en mi haciendo que unas lágrimas salieran inadvertidamente. Debo reconocer que me sentí profundamente emocionado con su presencia y sentí también que mi día estaba completo.

Llamaron nuevamente a la puerta. Era la nieta de mi visitante que al darse cuenta de que su abuelo estaba conmigo exclamó. ¡Abuelo! ¡He estado buscándote por todas partes! Un poco atravesado en el camino de la chica, le dije que lo había invitado a tomar el Té y a escuchar música. ¡Es que se pone muy pesado! Respondió con fastidio la chica. Mi anciano amigo se levantó calladamente y me pidió disculpas por las molestias. Yo le dije, que de ninguna manera habían sido molestias y que coincidía con él en cuanto a que la música era la voz del universo a lo que agregué:

Si cambia su voz, cambia el alma, cambian también sus verdades… Su voz es y será siempre el manantial donde navegan sus emociones y deseos, sólo debe elegir la nave en la que quiera viajar.

Mi nuevo amigo me abrazó y se despidió siguiendo con calma los ágiles pasos de su nieta.

Cerré la puerta, volví al sofá y repetí una vez más 17 momentos de primavera para acompañar a mi amigo en el camino hasta su casa.

 

Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo



Julio 2021

miércoles, 23 de junio de 2021

De las conferencias, el éxito y los insumos de la vida



Arqmdala IV. Emon. 2021


Ya te he escuchado decir lo mismo otras veces. Dije con seriedad. En esas otras veces… Respire profundo. También te he respondido lo mismo. La vida es como un mercado donde escoges aquello que necesitas e incluso lo que no, pero el truco es saber efectivamente que haremos con esos insumos en su momento. Nada sucede simplemente porque somos malos o buenos, suceden por nuestras interacciones propias con el universo cotidiano en el que nos desenvolvemos… Piénsalo, te sentirás mejor. Del otro lado de la línea un suspiro profundo me hizo entender que había terminado la conversación.

Hace tiempo asistí a una a una especie de charla o seminario, si se entiende, ¡eso ahora ha cambiado mucho! Que si mal no recuerdo se llamaba algo así como “Tú eres el éxito” o “El éxito va contigo” algo de eso era, no recuerdo bien. Asistí obligado por la insistente labor de una amiga que auguraba sería estupendo y que me iría bien escuchar a este extraordinario conferencista ya que me había notado un poco desanimado. Me sentí de la misma manera como cuando después de tanta insistencia acepté a Momo, mi gato y finalmente compañero de andanzas epistolares. Pensé ¡vaya! Es posible que resulte igual, a veces hay que forzar un poco al universo jejeje.

Llegaba la gente que a juzgar por las formas y las apariencias debían ser muy exitosas, yo la verdad me asombré (explico: a veces tengo que parecer ingenuo). Luego de algunas presentaciones, apareció el conferencista a quien muchos de los asistentes saludaron con cierta cercanía, al parecer ya habían asistido a otras de sus conferencias y como es natural, los menos tímidos se acercaron para saludarle.

Minutos después, un presentador hizo lo propio agradeciendo a los presentes su asistencia y dio la bienvenida al Orador una vez resaltadas su experiencia y conocimientos en distintas áreas empresariales, consultorías profesionales, experiencias, etc. En fin, un personaje interesante y de gran valía con quien podría haber estado conversando por un largo rato sin el menor fastidio. Lo que más me gustó fue su aspecto sencillo al vestir y el desenfado y sentido de acompañamiento con el que narraba sus experiencias las cuales, acompañaba de una que otra broma para oxigenar a la audiencia e impedir los bostezos.

A lo largo de una hora aproximadamente me sentí entretenido por su dialogo ameno y la inmensa cantidad de citas y reflexiones ajenas de las que hizo mano durante su intervención, cosa que jamás he sido capaz de hacer. Eso de recordar libros, autores, frases celebres y coincidentes según algún tema, creo que jamás ha sido lo mío.

Lo cierto es que cuando ya empezaba a darme cuenta que el Orador estaba preparando su cierre para dar paso a la sesión de preguntas y respuestas típicas de este tipo de exposiciones dijo: “Quiero dejarles esta frase que encontré entre tantas cosas que leo a diario en el proceso de preparar mis conferencias”. Seguidamente citó: “Existe lo que suelo llamar: El mercado de la vida, donde encontramos y ¡Gratis! Todos los insumos que hacen de nuestra existencia más saludable espiritualmente. Esos insumos tienen un gran surtido, sólo hace falta una buena dosis de paciencia y valentía y extender la mano hacia el anaquel de las oportunidades, de dar y recibir el placer de esos insumos que en él se encuentran.”

Abierta la convocatoria a las preguntas, comencé a ver como se levantaban las manos para solicitar intervenir. ¿Las preguntas? Siempre son las mismas, todos estamos cargados de dudas. De escepticismo producto de nuestra forma de vivir, de nuestra cultura, de la especie de “Matrix” en la que se ha convertido la vida de las personas que corren de un lado a otro buscando la salvación de sus propios esquemas, de los paradigmas propios y ajenos Entre tanto yo revisaba mi teléfono celular ocultándome en medio de las intervenciones y el revuelo emocional de los asistentes. Al rato, observé que se habían calmado un poco las participaciones y tímidamente levanté mi mano.

El presentador me vio y con un gesto agradable me hizo señas señalando el reloj. Entendí que ya no había tiempo. Bajé la mano y seguidamente me dispuse a prepararme para salir ya que era inminente la despedida de la charla. No obstante, escuche al orador decir, “el amigo que acaba de bajar la mano, ¿Tenías alguna pregunta?

Me sentí incómodo como en mi vieja aula de clases cuando los compañeros manifestaban su fastidio al ver que yo quería intervenir mientras ellos se querían largar de la clase…

Me levanté del asiento y dije. La verdad no es una pregunta sino mas bien una reflexión… Disimulé mi rubor y continué. Todos somos producto de una causa, al igual que nuestras circunstancias. Todo quedó en silencio, lo cual me hizo sentir aun más apenado por tomarme el tiempo extra de aquellos que seguramente saldrían diciendo haber escuchado lo mismo cientos de veces. Nadie que esté presente en este salón logrará su propósito hasta que comprenda que cada cosa en nuestras vidas, es un resultado de algo que hemos hecho con anterioridad, nadie puede llenar una botella de la mitad para arriba dejando vacío el fondo, es inútil intentarlo. Es exactamente como en “los insumos de la vida” Tenemos a nuestra disposición una amplia gama de oportunidades para escoger de esos anaqueles a los que Usted hacía referencia. El éxito viene directamente y de forma expedita simplemente cuando sentimos que podemos ser parte de algo, que nos pudimos levantar de la cama después de una larga enfermedad, alcanzar un título, ayudar a alguien a cruzar la calle o asistir a una conferencia como esta; para que nos repitan que el poder es nuestro y que sólo debemos interpretarlo. El éxito está vinculado a las emociones, como la felicidad… El presentador discretamente me hizo señas nuevamente con la muñeca apuntando el reloj y el orador le colocó la mano en el hombro como diciéndole que esperara. Reí para mis adentros, porque ya no quería parar.

Los insumos de la vida, son justamente esos fragmentos con los que preparamos nuestros éxitos, a veces sabemos escogerlos, otras no, por eso sentimos que tardan mucho en llegar o incluso, sentimos que no llegarán, pero el éxito está en cada cosa grande o pequeña, que hacemos y que al final se traduce en esa emoción y esa felicidad que nos anima a continuar. Yo escribí ese texto que Usted citó. Solo lo había escuchado en mi mente, en mis lecturas correctivas en voz alta y hoy, ha sido un gran éxito haberlo escuchado en esta conferencia. Gracias por su tiempo.

Escuché un aplauso fuerte que venía justo de mi amiga sentada a un lado al que se unió el conferencista y el propio presentador con los asistentes. Mientras yo como casi siempre, quería desvanecerme…

Elio Montiel

Para píldoras para dormir conmigo mismo

Junio 2021.


martes, 15 de junio de 2021

Yo lo Tomo con leche ¿Y Tú?

Elio Montiel. Para Píldoras para dormir conmigo mismo.
Junio 15 2021.

A mi Hermano Alejandro

Frontera II. Emon. 2021
El camino se había hecho corto y la conversación larga y agradable. Mi joven amiga tenía mucho que decir y yo mucho que escuchar. Por un lado de nosotros, pasaron tres jóvenes, entre ellos una chica que no levantaría los dieciséis años llevaba en plan ofrenda una caja, que llamó momentáneamente mi atención, sin embargo volví a ser atrapado por la conversación de mi joven amiga hablándome sobre las necesidades que teníamos como sociedad, las implicaciones que tenía lo políticamente correcto, las necesarias medidas ambientales para concurrir a la gran conferencia de países que estaban sumados para ese gran esfuerzo de hacer una comunidad global llena de respeto a las diferencias, la inclusividad, y las normas que debíamos seguir en bien de una humanidad mejor.
Su conversación interesante me hacía reflexionar sobre muchas otras cosas, experiencias pasadas, sin caer en el dogma que todo antes era mejor, creo firmemente que toda época tiene sus cosas buenas y malas. ¡Tontos nosotros que no aprovechábamos esas experiencias! Pensé en voz alta, por lo que la joven a mi lado se extraño y consideré entonces no estar diciendo algo que fuera acorde con lo que estaba diciendo en ese momento la chica, sin embargo, me valió su pausa para hablar sobre mis reflexiones de lo conversado.
¡Que oportuno fue que hayamos tenido que caminar porque no funcionara la línea del metro! Dije muy seriamente. Lo cierto es que de alguna manera me siento como haciendo una actualización de Windows programada, ¿Sabes? De esas que se producen y al final no te das cuenta de cual fue el cambio real.
Estoy de acuerdo en muchas cosas de las que has mencionado. Como sociedad, necesitamos entender y extraer responsablemente el conocimiento obtenido de las experiencias pasadas, algo que supongo se te ha olvidado mencionar y que se asemeja un poco a las actualizaciones de las que hablé. Al final te salen una serie de explicaciones y nuevas instrucciones que no leerás con toda seguridad, es decir, el conocimiento de las experiencias pasadas. Y así, sigues utilizando Windows dándote uno que otro choque con las herramientas y todos los jugueticos nuevos que trae. Mi amiga sonrió por unos momentos. Yo continué, después de todo era mi turno.
De las cosas mas importantes que he logrado atesorar como experiencia es comprender el profundo respeto que debemos tener hacia cada cosa a nuestro alrededor. ¡A todo! Enfaticé. Llámense, personas, animales, y aunque suene raro, cosas… Todo de alguna manera está asociado a nuestras vidas por alguna razón. No digo que sea fácil comprenderlo, mucho menos cuando compite con la realidad de tenerlo e incluso de no tenerlo, pero afortunadamente están allí… hay siempre mas preguntas que respuestas dije a manera de colofón.
Entiendo… Dijo mi joven amiga sin mucho entusiasmo y agregó: pero concordarás en que es importante detener esa ferocidad con la que estamos destruyendo nuestro “alrededor” como dices.
Sin duda alguna, pero no debemos destruir la huella que hizo posible todo lo demás, eso es lo primero que debemos salvar. Apunte sin dilación; a lo que respondió. ¡Claro! eso es a lo que llaman la batalla cultural. No obstante, será gente que esté preparada para enfrentar el futuro con estas formas de pensamiento las que harán posible el surgimiento de una sociedad mejor.
Querrás decir, una élite…
No sé si alguna vez te dije que hace tiempo atrás, fui profesor en una institución universitaria en el extranjero. Allí solía hablarles a mis estudiantes del desarrollo de un pensamiento crítico responsable, es decir, argumentado de manera tal que no fuera simplemente crítica, parafernalia o demagogia, los simples hechos acorazados con argumentos sólidos, los justos.
En una oportunidad les propuse investigar para una posterior exposición oral. El tema seleccionado serían los valores, y cada uno debía escoger uno en particular, exponerlo y defenderlo con severidad. En esa misma clase les propuse la siguiente pregunta: ¿Quiénes creen Ustedes serán las personas que sobrevivirán para ver los tiempos Futuros? La clase, como era de esperarse saltó como un resorte para darme sus respuestas. Todos coincidían en la preparación, la educación, el profesionalismo, la constancia, los idiomas, etcétera, como suele en estos tiempos parecer el perfil idóneo para ese futuro. Con cara de desilusión, les dije que estaban equivocados, que, si nos deteníamos a pensarlo bien, nos daríamos cuenta que solo aquellos preparados para afrontar el futuro serían las personas que llamamos, vagabundos, locos, recolectores, recoge latas, mendigos, desechables, “homeless” entre otros términos, aquellos cuyas vidas sean más importantes que cualquiera otra cosa y estén dispuestos a arriesgarlo todo … lo cual es un valor. Dije. Hice una pausa en medio del silencio de mis estudiantes y concluí la clase.
¿Recuerdas los chicos que hace un rato pasaron a nuestro lado?
La verdad no. Respondió mi joven acompañante.
Dos eran chicos, un poco famélicos, de buen tono muscular, poca grasa por supuesto y se veían ágiles. Con ellos dos, una chica más joven con la misma apariencia. Llevaba una caja en las manos, En esa caja llevaba lo que parecían ser restos de carne. Por la apariencia de su carga intuí que la había sacado de alguna bolsa de basura.
Cada vez, veo más casos como el de ellos… eso quizás no los haga los mejores, la élite, pero si lo que resistirán el futuro que se avecina de seguir por el camino que vamos como sociedad. No se trata de qué hicimos, hacemos o haremos. Se trata de que lo que hagamos, sea con respeto, equidad y justicia en cualquier ámbito. Argumentos verdaderos y de construcción social, no los actos que amparamos bajo el lema de lo “políticamente correcto”. ¿Por qué más bien no decir lo justo? Sé que, si buscas en la historia, o quizás más cerca de ti, en tu propia familia, encontrarás que eso es parte de lo que nos ha traído hasta este camino. En unos metros más adelante Tú deberás tomar el camino en dirección a tu casa y yo a la mía. No habrá vuelta atrás, es lo que debe ser. Sin embargo, podemos hacer un punto de inflexión a voluntad e irnos a tomar un café, eso sería verdaderamente un cambio.
¡Cambio! La palabra mágica sin duda, la que necesitamos para construir, no una, sino mejores sociedades donde cabría absolutamente todo, sin vacíos de concepto, sin opacidad sin “ideogamias” compulsivas llenas de intereses, pero sin profundidad y cargadas de resentimientos
Se necesita realmente rescatar los valores que nos edifican primero como individuos, no podemos empezar por otra cosa, sin antes hacer eso, cimentar mi individualidad para poder entender que esa individualidad es producto de la existencia de la individualidad del otro y no por una mera casualidad aglutinante que luego nos hace sociedad...
A ese punto de mi discurso me di cuenta que íbamos entrando a un café en la avenida. Mi joven amiga se me quedó mirando con una sonrisa iluminada y dijo. Yo lo tomo con leche, ¿Y Tú?




Nota del Autor: Ideogamia voz utilizada por el autor para significar compromiso con determinada idea.

martes, 18 de mayo de 2021

Diálogo de un Centenial

 

Políticamente correcto.
 Emon. 2021


A decir verdad... ya estoy en una etapa en la que he superado lo que Usted ha querido trasladar en su comentario...

¿Egocentrico dice? Nada más lejano, quizás en mi juventud, algo también superado, desde luego y con el martillo de las experiencias, esas que Usted solo conoce en teoría y a través de frases célebres copiadas de Internet. Hoy mi camino lleva dirección al retiro... el suyo... Hizo una pausa el viejo mayordomo. A la cárcel de sus propios errores. Se levantó y salió  de la cocina.

Elio Montiel.
De la serie Cuentos y relatos cortos.

jueves, 15 de abril de 2021

Sabores


 Ahora, me gusta que las cosas sepan! Que la vida, no importa cómo, ni por qué  o para qué, tenga sentido. Tenga sabor a algo que no sé si deba llamarse vida... o magia!

La gente estalló en aplausos al escuchar aquellas palabras que alentaban a la multitud a seguir creyendo.
Alguien desde algún  lugar de la masa, pregunto. ¿Pero cómo?
La efervescencia de voces, de repente, se detuvo y ya nadie más dijo nada, solo se quedaron viendo a aquel que había preguntado mientras se retiraban del lugar que iba poco a poco quedándose vacío.
Más tarde, en las casas se iban encendiendo las timidas luces de las velas...
Habia triunfado el miedo.

Elio Montiel
Serie cuentos y relatos cortos.

lunes, 22 de marzo de 2021

Al final de la tarde

Portal I. Emon.
Foto intervención digital. 2020

 A mi edad, son pocas las cosas que guardan verdadera importancia... Aprendes a ir más lento, aunque sabes que te queda menos tiempo. De eso se trata, vas más lento porque necesitas detenerte a mirar pausadamente  todo a tu alrededor, lo que podrías llamar, la parada crucial. ¡Hay también vigor en esa decisión y mucha fuerza! También dejas de ser muy severo con quienes te rodean e incluso contigo mismo y tu ímpetu se convierte en razón y paciencia. También eres capaz de cortar de una sola vez aquello que te molesta sin el menor pudor porque comprendes que no tiene valor real.


Se acercaba la noche y cerró los ojos con solemnidad, respiró profundo y se dejó llevar... y la Ola se despidió de la roca dejando hermosos adioses de espuma...

Elio Montiel
De la serie cuentos y relatos cortos.

domingo, 14 de marzo de 2021

El Gran Anciano - Serie cuentos y relatos cortos.

Colloge analógico 5. Emon.
2021
Claramente le escuché decir ¡Putos arrogantes! El hombre le abrazo y se despidieron riendo como si ocultaran alguna complicidad. 
Quien estaba a mi lado dijo: Hoy está de buen humor. 
Pregunté. ¿En qué idioma hablaban. 
Si no me traiciona el oido, me parece que Esperanto. Respondió agregando: Uno de sus nombres es el "El de las Mil Lenguas. Al notar mi sorpresa dijo. También le llaman El antiguo, El sabio anciano, y el más común El creador de la historia. Algunos dicen que Él ha estado en este mundo todo el tiempo de la historia conocida y se ha hecho manifiesto en muchas largas vidas. Por eso le llaman también "El gran anciano". Quien hablaba podría tener al menos unos 90 años de edad. Le pregunté si era la primera vez que llegaba al sitio donde nos encontrábamos. 
Mi madre me trajo la primera vez, desde entonces, he venido con cierta regularidad a visitarle. Le he visto en dos encarnaciones y en cada una me ha reconocido y hablado como lo hizo la primera vez. No te confundas, a quien verás en breve, es todo lo que digo. Se levantó con gran esfuerzo y se dirigió al encuentro con el gran anciano. Lo levantó en sus brazos y aquel pequeño de unos siete u ocho años le abrazó con un afecto que podía sentirse en la piel. Miró sobre el hombro de aquel que me había hablado y me dirigió una mirada cálida, llena de amor. 
Al llegar mi turno, extendió su pequeña mano para que le acompañara diciendo. No dudes más, tu vida y la de todos los demás, no es una ilusión como suelen decir otros. Es una realidad que pretenden ocultar con la verdad de un paraíso y ese paraíso solo existe cuando vives. 
Me abrazo por la cadera y se despidió. 


 Elio Montiel 
Serie Cuentos y relatos cortos

jueves, 4 de marzo de 2021

Los zapatos nuevos

Adios pues Caracas.
Emon. 2021.
La idea de sus nuevos zapatos le tenia muy contento, a pesar de que aún sentía los pies frios. Le habían costado el salario de una semana trabajada con mucho esfuerzo y ganas. La próxima vez compraría un pantalón y una camisa a juego. Ese día regresaría al pueblo para visitar a Jacinta y mostrarle lo bien que le había ido...
En el recinto, el camillero dijo. Lástima los zapatos, se ve que estan nuevos. Cerró la cava y sacó la camilla a la que le chirriaban las ruedas ya vencidas.
¡Ponle grasa a esas ruedas! Dijo el morguero como despedida, mientras colicaba la etiqueta de NN y los sonidos volvían a abandonar la sala .

Elio Montiel

domingo, 14 de febrero de 2021

Encuentros

Tanathos. Emon. Fotografia
Celular. Serie Walking around. 2021



El hombre sentado frente a mi se carcajeo burlonamente diciendome muy cerca a la cara. ¿Crees que si existieran todas esas estupideces de las que hablas, Yo no habría vendido mi alma para acabar con todos esos que destruyen a personas inocentes todos los días? Pero el único que puede comprarla, ¡No existe! Aquella última frase me atravesó como un puñal hirviendo dejándome paralizado en la silla. El hombre se levantó de la mesa con la mirada fija en mis ojos a punto de soltar un irrefrenable llanto que no pude contener.
Al rato, se acercó el cantinero y recogió las copas de la mesa y mientras repasaba con un trapo le pregunté quien era ese hombre con el que me había sentado a beber.
Se alejó un poco viéndome a la cara y respondió... Lucifer...

Elio Montiel.
Serie Cuentos cortos

jueves, 11 de febrero de 2021

Y salieron volando



 

Se detuvo al sentir el agua que llegaba a sus pies y dijo. "Nada es fácil si lo piensas mucho"
Todo en este universo corre por su cuenta, con el viento o sin el viento a su favor.
Se acercó a él y dejó que el agua también mojara sus pies, mientras que le escuchaba decir "no pienses en cuán grande es todo ante ti, sino en lo grande que eres de estar aquí". Luego extendieron sus alas y salieron volando de cara al amanecer.

Elio Montiel
Serie cuentos cortos
@pildoraspdcm
Http://pildoraspdcm.blogspot.com

miércoles, 3 de febrero de 2021

R.I.P.

 

A veces creo que necesito un corazón recargable. 
Emon. Tinta sobre papel. 2020 A.P.



La ciudad estaba desolada, enmudecida. Los últimos sobrevivientes vagaban perdidos entre los escombros. Ambientes enrarecidos, silenciosos, oscuros, no vibraba el "amarus" de otros tiempos.

En otros sectores, algunos despiadados corrían arrancando las cabezas de los transeúntes, que a penas podían darse cuenta del trágico final que les aguardaba... ellos, absurdas momias readaptadas. Así caían los cuerpos al suelo, más enmudecidos... más silenciosos. Los sótanos de estacionamiento eran los lugares "crack" de los afortunados que traficaban con la "mercamot"; lo único que podía palear momentáneamente la languidez de los individuos y las circunstancias, el silencio, el vacío... los grises.
Solo podían adquirirse uno o dos, sin la garantía de uso. Como siempre el mercado negro hacia de las suyas. El tráfico de Mercamot había hecho millonarios, mil millonarios a muchos gánsteres del pensamiento lógico y la filosofía, una nueva casta que resurgió de las cenizas de los últimos tiempos después de la devastacion; a los que no les importó más si dejaban atrás huestes de desesperados consumidores.
Era la era del pensamiento...
Habían muerto los emoticones.

Elio Montiel
Serie Cuentos cortos

La costura de Camila

 


¡Me hablas desde el convencimiento de que siempre hay una buena noticia! Replicó Armando, mostrando su desesperación ante la tranquilidad de Camila, que seguía hilvanando el pequeño vestido de muñeca que le hacía a su sobrina. De pronto, soltó el pequeño trozo de tela y se llevó el dedo a la boca. La aguja le había hincado haciéndole sangrar un poco. Luego de eso, volvió  a tomar la tela y siguió su labor diciendo. La desesperación es como el pinchazo de una aguja, te hace reaccionar... pero tu decides cómo.

Elio Montiel

Serie cuentos cortos

viernes, 22 de enero de 2021

El tiempo remoto

Patient Dragon. 
Emon. 2021.

¡
No estuve para la muerte de mi Señor! Lloraba desconsolado aquel viejo sirviente al que parecía no quedarle nada. Tómelo con calma le decía el joven que le acompañaba. ¡No entiendes! Respondía con lágrimas el hombre. Siglos atrás fuimos dos acérrimos enemigos que por arrogancia preferimos morir en aquel acantilado, a tomarnos de la mano y salvar nuestras vidas. El joven escuchaba sin comprender lo que decía. Una y otra vez, continuó el sirviente. Nuestros malos sentimientos nos enfrentaron. Era tal la rabia que sentíamos que nos entregamos a la muerte sin el menor temor. Pero, un día, en medio de una fiera batalla, volvimos a encontrarnos justo cuando la espada de mi adversario en ese momento,avanzó contra mi. El atravesó su pecho salvándome la vida. Yo también perdí la mía aquel día. Paso el tiempo y yo solo buscaba al que fuera mi adversario una y otra existencia, para agradecerle aquel gesto. Perdí todo en esa búsqueda. Hasta que un día en el camino tropecé y caí al piso partiéndoseme un brazo. De la nada, una mano se acercó a mi para levantarme. Al principio no le reconocí, pero al darle las gracias pude ver el tiempo en mi cabeza y recordarle. Desde entonces me convertí en su sirviente y hoy lo he perdido otra vez... El joven no entendía todo aquello pero por lástima le llevo a ver el cuerpo de su Señor. El viejo sirviente se arrodilló y besó los pies de su amigo diciendo. Tanto tardaron nuestras vidas en hacernos mejores humanos. Tomo la mano de aquel cuerpo sin vida y allí falleció. 

Elio Montiel 

Relatos cortos.

jueves, 7 de enero de 2021

Lo que señalaron

Amantes V.
Emon. 2021

... "en realidad nadie se beneficia".

Dijo el hombre sentado a la derecha.
"Solo se beneficia quien controla el caos". Dijo el hombre sentado a la izquierda.
Quien estaba sentado en el centro dijo: "El único beneficio que merece la pena, no es otro que hacerte crítico de las circunstancias y hacer los cambios necesarios. Así es como se comporta el universo, y así la naturaleza. El desequilibrio genera una masa crítica que finalmente estalla: el caos. Por eso quien controla el caos, se beneficia. El cambio, es la acción, que representa el desequilibrio, al caos y a sí misma... unívoca.
Los tres hombres, el de la derecha, el de la izquierda y el del centro, dejaron de hablar y levantaron sus manos señalando un capullo desde donde salía una Mariposa.

Elio Montiel.
Serie cuentos cortos.