Fotografía: Elio Montiel |
Desperté repentinamente y miré la
hora en el reloj de mi celular al tiempo que recibía un mensaje. ¡No lo voy a
contestar! Me dije, sinembargo, la
curiosidad mató al gato nuevamente y decidí ver de quién se trataba. Por ser la
hora que era decidí en automático que respondería al día siguiente… bueno eran
las 2 a.m., ya era el día siguiente.
La voz al teléfono se oía un poco
trasnochada, perdida en lo que me pareció una profunda tristeza…
Lo primero que dijo fue: -
Alguien me dio tu teléfono, disculpe que le haya molestado pero, no tenía
deseos de conversar con alguien conocido. Un poco confundido, con muchas
preguntas en mi cabeza, le respondí que no debía preocuparse que de todas
maneras… (Mentí) no me había ido a la cama.
Pasaron dos horas de conversación
y me fui a dormir pensando en la importancia que tienen los insumos de la vida…
El día a día nos trae verdaderas
sorpresas, es falsa la impresión que tenemos sobre que los días son iguales
(¡cuidado! eso es síntoma de falta de esperanza). Cada circunstancia tiene sus
propios matices, sus propias características; por esa razón, ningún día es
igual a otro, si eso pensamos, es el momento de dar un vuelco a nuestro sistema
de creencias, de nuestra percepción de la vida… de lo que nos sucede.
Existe lo que suelo llamar: El
mercado de la vida, donde encontramos y ¡Gratis! Todos los insumos que hacen de
nuestra existencia más saludable espiritualmente. Esos insumos tienen un gran
surtido, sólo hace falta una buena dosis de paciencia y valentía y extender la
mano hacia el anaquel de las oportunidades, de dar y recibir el placer de esos
insumos que en él se encuentran.
Es como cuando hacemos una receta
y nos damos cuenta que se nos agotó un ingrediente, sencillamente continuamos y
sustituimos un ingrediente por otro, es decir, tomamos la decisión de seguir
cocinando.
Busca esos insumos en tu día a
día, cosas importantes como una sonrisa, una llamada, un recuerdo, te aseguro
que al decidirlo simplemente saltarán de la estantería de tu vida para darte el
impulso, recuerda que esos insumos están en el almacén de tu corazón, siempre
han estado y siempre estarán.
Mañana sal a la calle a dejar que
el sol te bañe de esperanza, con la visión de encontrar todo cuanto necesitas
para ser valiente, sabia y perseverantemente feliz…
Fueron mis últimas palabras para
ese ser anónimo. Lo único que recuerdo ahora es que su voz al despedirse era
fuerte y a mi manera de ver, decidida.
Volví a la cama y dormí
profundamente, debía levantarme temprano para seguir encontrando los insumos
para mi propia vida…
Buenas noches… que descansen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario