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jueves, 6 de febrero de 2014

Un acto de fe por los seres que amamos...




"Un amigo es alguien quien nos conoce
pero nos ama de todas formas." 
 Fr. Jerome Cummings

A la una de la tarde estaba ajetreado, entre llamadas, mensajes, correos,  y demás apps que la tecnología nos ha brindado para establecer comunicación con “el otro” y entre risas, respuestas unas mas graciosas, otras más serias o formales, discurría mi día. Un día al que no le suelo dar mucha importancia, más que para renovar mis sueños, las esperanzas... pero por sobre todas las cosas a esos seres, cercanos o distantes que de alguna manera poco o mucho, rozaron mi vida para darle brillo, experiencia, amor, todo lo que puede dar un ser humano a otro, incluso aun cuando no quiera, porque tan sólo ese roce desprende de sus vidas esa hermosa energía que se traduce en recuerdos, añoranzas, nostalgias, felicidad, alegría y más y más deseos por continuar compartiendo en esta y en otras vidas infinitamente.
Estar vivo, no sirve para otra cosa que para amar, para caminar junto a todo aquel que llena tu vida, aun cuando los caminos parezcan diametralmente diferentes, eso no es precisamente lo que importa, lo que verdaderamente importa, es, sí  el camino del otro, va también dentro de ti… en tu corazón.
Aun cuando estés lejos, Tú que eres uno de mis seres amados, recuerda que tu camino está en mi corazón, camines o no a mi lado, ese es el verdadero acto de fe que me gustaría entregarles a todos quienes con su increíble presencia en mi vida han construido sus caminos y el mío propio. Ese es mi verdadero acto de fe para con la vida.
Feliz noche y que descansen…

2 comentarios:

  1. Me resultan tus palabras, y lo digo desde mi concepción como persona humana que soy, un atisbo de aquello que por tantos años he transitado: el Reino de los cielos, esa designación mito-poética a la cual Jesús alude y que tú, mi amado amigo, defines con palabras exactas, precisas, concomitantes: "Estar vivo, no sirve para otra cosa que para amar". Que vino recio se bebe de esa frase. Sin duda, desde mi adhesión a Jesús y mi participación en Danzart, me atrevo a decir que en esa familia, entre movimiento, sudor, alegrías y barras, se configura un pedacito esencial del Reino de amor y justicia que tanto he anhelado. Revelación mística del eros de la vida, donde Lunes, Miércoles y Sábados, tenemos el cielo bajo nuestros pies.

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