Suelo salir temprano
a tomar café cerca de la casa y con cierta frecuencia me encuentro con vecinos
que con el tiempo se han convertido en amigos de conversación, de compartir la
cotidianidad y discutir sobre temas sencillos donde cada quien, de manera
“exprés” opina y genera un dialogo cordial sin grandes pretensiones.
Una de estas mañanas,
me encontré con uno de ellos, quien aireando el cigarrillo que tenía en la mano
dijo: - ¡No sé si será verdad o no! Pero de igual manera me da envidia. ¡Yo te
veo y siento que eres, feliz! ¡Aclaro! no sé si será verdad o mentira, pero te
veo y te veo feliz.
Mi primera reacción
fue reír y luego le respondí: - Quizás porque creo que la felicidad no es un
estado concreto, sino una decisión personal. Se quedó sonriendo, mientras yo
regresaba a casa con mi café en la mano, reflexionando sobre lo que había
respondido. Fue interesante descubrir en mí, una característica a la que no le
había hecho mucho caso y es que ante circunstancias difíciles, he tomado la decisión
de seguir adelante. ¿Seguir adelante es ser feliz? Me pregunté.
La vida para mí ha
estado llena de decisiones, como para muchas otras personas. Algunas difíciles,
fáciles otras, pero decisiones que aunque por pequeñas que sean siempre han
marcado mi vida y dejado algo importante, mínimo una enseñanza, que
acumulándose a otras experiencias me han permitido decidir por mí. ¿Es eso felicidad? Creo firmemente que
siempre hay dos caminos para escoger, algunos escogen el camino difícil otros
el camino fácil, en realidad no importa cual escojas cuando las circunstancias
exigen decidir, lo importante es tener en cuenta que la decisión de ser feliz
en cualquier circunstancia, no tiene que ver con lo negativa o positiva que sea
la situación que se atraviesa en tu camino, sino con la decisión de avanzar, a
pesar del compromiso que las circunstancias representen.
De igual manera
podemos decidir cómo queremos ver la vida, nuestras relaciones con los demás, así como aquello que
consideramos un reto o un problema. El clima de la vida puede brindar suaves
brisas o grandes tormentas, todo dependerá de la forma en que elevas la mirada
hacia el cielo… hacia ti mismo. Hoy decidí darle la razón a mi vecino.
Buenas noches, que
descansen.
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