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martes, 11 de febrero de 2014

Las Nuevas Revoluciones



Fotografía: Elio Montiel


Conversando con un gran amigo, le decía sobre la importancia de asumir la responsabilidad sobre todo cuanto acontecía a nuestro alrededor, como una manera de producir cambios radicales en la sociedad. Me decía: Soy una persona medianamente responsable, ¡no voy a decir que soy una especie de Santo! Pero, llevo a mis hijos al colegio, comparto sus actividades, camino por el lado derecho en las estaciones del Metro, deposito la basura en sus cestos, no la arrojo a la calle! Ayudo a los ancianitos, cruzo la calle cuando el semáforo está en rojo, me hago responsable de mis acciones y por lo tanto trato de ser un buen ciudadano, colaboro en cuanta rifa de beneficencia puedo y no veo los cambios en las personas a mi alrededor, ¡por el contrario, cada vez me tropiezo con más y más gente desobligada, grosera e irrespetuosa!
Es verdad, le dije he visto como lo haces, ¡pero también veo que sigues queriendo que cambien los demás! El juego del cambio consiste en que cambie uno, sinceramente y sin importar que el otro lo haga o no. Un corazón que se llena de sinceridad para realizar sus acciones es un verdadero corazón que cambia, el que permite y da la libertad de que el otro cambie.
En nuestro mundo, todos los días vemos como millones de personas con responsabilidad y apego firme en lo que creen se paran frente a otros y dicen ¡Yo confío en que mi mundo puede ser mejor y estoy dispuesto a hacer que cambie! Para ello, creo, que esa persona debe, necesariamente comprender que su mundo está en la frontera inmediata de su vida, es decir en sí misma. Día a día, estallan en el mundo guerras, conflictos armados en pro de una revolución que se estima beneficiará a todos, sin embargo los líderes de esas revoluciones no llevan en su corazón  el propósito de producir el cambio en sí mismo, sino en lo que consideran que deben cambiar. A mi manera de ver, el cambio debe ser reflexivo e interior, uno que mueva la fibra profunda de nuestra vida y que termine en la misma vida, de otra manera no puede ser posible que nuestra sociedad camine hacia un mundo mejor. El cambio definitivamente empieza, donde uno aun no ha querido transformar las cosas, en el corazón, donde se guarda la esperanza, pero también el rencor, el irrespeto, pero también la fe,  la intolerancia y la compasión.
Mañana, cuando te levantes de la cama y aun cuando no sientas necesario hacerlo, tiende tu cama, aprecia tu entorno, vive con la sensación profunda de que es en tu corazón donde se deben producir las grandes revoluciones, habla con quien no lo quieres hacer, seguramente y aun cuando no te responda, te enseñará algo… ¡que tú si puedes hacerlo!
Vive libre y siéntete  feliz de que otro lo sea y sobre todo, no importa como comiencen o terminen, a qué o a quién dirijas tus oraciones, incluye en ellas a toda la humanidad y a tantos que como tú también están luchando para ser mejores personas. El corazón es la clave, cambia las cosas en él y verás los resultados…

2 comentarios:

  1. Interesante escrito.Más que cambiar debemos transformarnos.En seres espirituales proactivos con conciencia colectiva con modelos mentales y visiones compartidas .. Transformar es ir pasos adelantados al cambio .

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