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martes, 11 de febrero de 2014

Lo que pones en tu corazón





Recibí la visita de un amigo que hacía tiempo no veía.  Me encantó ver su progreso, un buen carro, posición (claro! por sus comentarios), aparentemente dinero… en fin lo que realmente me importó en ese momento fue darme cuenta que nuestro afecto seguía intacto, bastaron pocos minutos para que ya estuviéramos diciéndonos chorradas y burlas, comentando sobre los viejos amigos y la familia, enterándonos de las noticias, como quien pasa revista sobre las cosas hechas durante el día y hablando de nuestros personajes comunes. Dos hermanos que se encuentran al final de la tarde, eso éramos, dos amigos que el tiempo convirtió en hermanos.
Atardecía la conversación cuando observé que miraba una pequeña estatuilla de Buda que se encontraba en un rincón de mi sala. La pequeña estatuilla de apenas 10 centímetros había viajado desde el Tíbet como el obsequio de un amigo trotamundos. Su mirada hizo que me adelantara y le dijera que era un obsequio que apreciaba mucho por su significado. ¿A caso crees en esas cosas? Y volvió su mirada a la pequeña estatuilla. Le respondí que creía en el afecto y el aprecio con el que me habían obsequiado la pieza y debido a eso tenía un espacio en mi corazón. Ese aspecto intangible era lo realmente valioso para mí, era lo que realmente estaba en mi corazón.
Fotografía: Elio Montiel
Le dije: Si encuentras la mesa en mi baño, ¿pensarías que he convertido la sala de baño en mi  comedor? Rió, hasta el cansancio y en un respiro me dijo: ¡Sólo pensaría en que sigues siendo el loco de siempre! Bien eso es lo que está en tu corazón, lo que te hace sentir cerca de mí, eso que extrañas y te hace llegar a la casa cada cierto tiempo. Te quiero mucho. Le dije, porque sé que estoy en tu corazón y viéndote creo que me siento un poco estrecho. Debes hacer lo que te hace feliz y definir lo que debe estar en tu corazón. No importa de cuanto oro,  imágenes o cosas te rodeen, no importa incluso quienes o que te rodea, ¡sólo siéntete seguro de que es lo que está en tu corazón! De esa manera serás cada vez más único e irrepetible y así tendré más espacio donde sembrar en tu vida.
Se me quedó observando y unas pequeñas lágrimas rodaron por sus mejillas. Preguntó ¿Cómo sabías lo que sentía? Le respondí: No importa cuánto tiempo pases lejos de mí. Siempre estás en mi corazón, el mismo que te siente en cada paso que das, en cada sentimiento o en cada visita que me haces.
Después de esa visita no le he vuelto a ver, pero sé que está abriendo espacios gigantescos en su corazón. Lo siento.
Que descansen, Feliz noche.

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