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martes, 11 de febrero de 2014

Somos lo que soñamos




A Daniel
Fotografía: Elio Montiel
A medio día leí esa frase que imagino, suena inspiradora para todas las personas y pensé que sería interesante poder escribir algo sobre ese tema. Fue un tanto complicado, porque comencé a reflexionar sobre mis sueños, desde ese rincón íntimo en el que se encuentran los deseos y casi entré en caos, al darme cuenta que no podría ser todo aquello que soñaba sin perder alguna parte importante de mi en el camino.
Comencé entonces, de manera organizada, a listar algunos de mis sueños. Al leer la lista, vi  la necesidad de crear un sistema de prioridades que me permitiera poner un sueño primero que otro de acuerdo a su importancia o necesidad. Discutí varias veces conmigo mismo intentando hacerme entender por qué uno debía ser más importante que otro, sobre todo si se trataba de mis sueños, ¡Todos eran importantes! Incluso aquellos que podría definir como precarios.
Al poco tiempo de estar en mi diatriba de si un sueño tenía que realizarse para que otros se pudiesen manifestar, sentí que comenzaba a ponérseme la carne de gallina ¿y… si no sueño? ¿Qué sucedería si la sustancia de lo que están hechos los sueños no llega a materializarse? Recientemente había soñado que frente a la puerta de la casa se levantaba una enorme torre donde quienes las habitaban pasaban todo el día cantando largas y extendidas versiones de Nessum Dorma de la Opera  Turandot. Salí corriendo a la puerta para ver si era posible que lo que soñaba se pudiera estar haciendo realidad. Pero no, allí seguía el terreno baldío de siempre, entonces concluí que debía soñar con más fuerza  y me fui a la cama a intentar retomar el sueño… pero, no pasó nada, no pude conciliar el sueño, en realidad estaba muy preocupado para soñar en ese momento, así que pensé que lo retomaría más tarde.
Volví a revisar la lista, cuando de entre los sueños “precarios” una línea comenzaba a dar pequeños saltitos  levantando la mano tratando de llamar mi atención. Pronto, fijé mi vista y leí la línea que decía: Soñar  crecer  con un corazón palpitante y lleno de esperanza. Más adelante, otra línea un poco más larga (también dando pequeños saltos) decía: Soñar tener la valentía para enfrentar las circunstancias que puedan aparecer en mi vida. Y de allí en adelante, pude darme cuenta, que todas las líneas de los sueños precarios estaban saltando, levantando sus pequeñas manitas queriendo llamar mi atención. Entre ellas destacaba una que no recordaba haber escrito, Soñar que soy un gran Guerrero, mas adelante otra decía: Tener la fuerza de cien elefantes. Sonreí mientras pensaba ¡Bueno los sueños son sueños! Y así una tras otra comenzaban a destacarse  creando una gran algarabía que me hacía explotar de emoción y poco a poco me encontré rodeado de arcoíris, luces fugaces, danzarinas formas que subían a un infinito universo plagado de hermosos colores y estrellas de color verde que Aaron[i] sacaba de sus bolsillos y con su sonrisa infantil me entregaba en las manos y salía corriendo por un gran camino amarillo brillante. Volví la mirada a mi lista y ya solo quedaba una sola línea que fue levantándose lentamente. Esa línea decía en hermosas letras doradas, soñar: Tener más fe en mí mismo.
Los sueños son la sustancia que alimenta nuestras acciones fueron las palabras que pronuncié mientras despertaba con el corazón latiendo a mil por segundo y con una profunda sensación de felicidad que aun ahora siento que vibra por todo mi cuerpo.
Me vuelvo a la cama… que descansen


[i] Píldoras para dormir conmigo mismo. Retornos. Observar la vida con los ojos bien abiertos. Septiembre 2011 http://pildorasparadormirconmigomismor.blogspot.com/2011/09/observar-la-vida-con-los-ojos-bien.html

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