A Daniel
Fotografía: Elio Montiel |
A medio día leí esa frase que
imagino, suena inspiradora para todas las personas y pensé que sería
interesante poder escribir algo sobre ese tema. Fue un tanto complicado, porque
comencé a reflexionar sobre mis sueños, desde ese rincón íntimo en el que se
encuentran los deseos y casi entré en caos, al darme cuenta que no podría ser
todo aquello que soñaba sin perder alguna parte importante de mi en el camino.
Comencé entonces, de manera
organizada, a listar algunos de mis sueños. Al leer la lista, vi la necesidad de crear un sistema de
prioridades que me permitiera poner un sueño primero que otro de acuerdo a su
importancia o necesidad. Discutí varias veces conmigo mismo intentando hacerme
entender por qué uno debía ser más importante que otro, sobre todo si se
trataba de mis sueños, ¡Todos eran importantes! Incluso aquellos que podría
definir como precarios.
Al poco tiempo de estar en mi
diatriba de si un sueño tenía que realizarse para que otros se pudiesen
manifestar, sentí que comenzaba a ponérseme la carne de gallina ¿y… si no
sueño? ¿Qué sucedería si la sustancia de lo que están hechos los sueños no
llega a materializarse? Recientemente había soñado que frente a la puerta de la
casa se levantaba una enorme torre donde quienes las habitaban pasaban todo el
día cantando largas y extendidas versiones de Nessum Dorma de la Opera Turandot. Salí corriendo a la puerta para ver
si era posible que lo que soñaba se pudiera estar haciendo realidad. Pero no,
allí seguía el terreno baldío de siempre, entonces concluí que debía soñar con
más fuerza y me fui a la cama a intentar
retomar el sueño… pero, no pasó nada, no pude conciliar el sueño, en realidad
estaba muy preocupado para soñar en ese momento, así que pensé que lo retomaría
más tarde.
Volví a revisar la lista, cuando
de entre los sueños “precarios” una línea comenzaba a dar pequeños
saltitos levantando la mano tratando de
llamar mi atención. Pronto, fijé mi vista y leí la línea que decía: Soñar
crecer con un corazón palpitante
y lleno de esperanza. Más adelante,
otra línea un poco más larga (también dando pequeños saltos) decía: Soñar tener la valentía para enfrentar las
circunstancias que puedan aparecer en mi vida. Y de allí en adelante, pude
darme cuenta, que todas las líneas de los sueños precarios estaban saltando,
levantando sus pequeñas manitas queriendo llamar mi atención. Entre ellas
destacaba una que no recordaba haber escrito, Soñar que soy un gran Guerrero, mas adelante otra decía: Tener la fuerza de cien elefantes. Sonreí
mientras pensaba ¡Bueno los sueños son sueños! Y así una tras otra comenzaban a
destacarse creando una gran algarabía
que me hacía explotar de emoción y poco a poco me encontré rodeado de arcoíris,
luces fugaces, danzarinas formas que subían a un infinito universo plagado de
hermosos colores y estrellas de color verde que Aaron[i] sacaba
de sus bolsillos y con su sonrisa infantil me entregaba en las manos y salía
corriendo por un gran camino amarillo brillante. Volví la mirada a mi lista y
ya solo quedaba una sola línea que fue levantándose lentamente. Esa línea decía
en hermosas letras doradas, soñar: Tener
más fe en mí mismo.
Los sueños son la sustancia que alimenta
nuestras acciones fueron las palabras que pronuncié mientras despertaba con el
corazón latiendo a mil por segundo y con una profunda sensación de felicidad
que aun ahora siento que vibra por todo mi cuerpo.
Me vuelvo a la cama… que
descansen
[i] Píldoras
para dormir conmigo mismo. Retornos. Observar la vida con los ojos bien abiertos.
Septiembre 2011 http://pildorasparadormirconmigomismor.blogspot.com/2011/09/observar-la-vida-con-los-ojos-bien.html
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