Fotografía: Elio Montiel |
Me llamó un amigo para decirme
que encendiera la tele y ver una noticia que transmitían por un canal de
televisión. La noticia trataba de la violencia desatada en una comunidad del
interior del país, algo común en estos días y en este mundo. Al poco tiempo
volvió a llamarme para preguntar mi opinión, pero con la intención real de que
escuchara la suya…
Como siempre digo (incluso a mi
mismo), es importante hacer una introspección consciente, una profunda
reflexión en la que podamos ver (hay que practicar para esto jejeje, creo que
no muchos lo hacen), con claridad y sin temor lo que hace que actuemos,
pensemos y expresemos de tal o cual forma, eso que de manera individual nos
hace ser únicos.
Como el gran colectivo que somos,
también necesitamos hacer esa profunda reflexión, no podemos seguir negando al
enemigo. Cuando reconocemos al enemigo, le damos cuerpo, estatus,
características, perfil y razón de ser; en otras palabras, le damos identidad,
nº de control, partida de nacimiento y credenciales. En esa misma proporción
somos capaces de entenderlo y buscar sus raíces… es nuestra creación o engendro
dependerá de cómo queremos verlo, es nuestra opción, pero ya no podremos
negarlo. También estaremos en capacidad de extraerlo de manera radical (si es
que creemos que es un tumor) o tomar ventaja de lo que nos puede enseñar.
Es importante tener en cuenta que
reconociendo al enemigo (cualquiera que sea), también exponemos a su poder
nuestras debilidades, nuestra pobreza de espíritu, nuestros miedos,
intolerancia y muchas otras cosas de las que servirse como armas para
enfrentarnos y mantenernos al vilo, dependerá de nosotros extraer
de nuestra vida (y siempre será así), el valor para entender lo que se
mueve en nuestro interior y comprender cómo se refleja en nuestro colectivo
humano.
Al fin de cuentas, no importa qué
o quién es el “enemigo”, ni en qué parte creemos que pueda encontrarse; lo que es
verdaderamente importante, es si somos capaces de verlo a los ojos y
enfrentarlo en buena lid, con rectitud, sabiduría, valentía y franqueza en
nuestras intenciones. Es en esto último en lo que debemos buscar verdadera
claridad, porque es en ese aspecto donde más flaqueamos.
Ahora me voy a dormir, quizás
mañana con la mente más fresca pueda comprender y asimilar las razones y
opiniones de mi amigo y muchos otros replicantes que sé hay por allí y que nos
hacen seguir viendo pasar las mismas aguas bajo el puente, y por supuesto reflexionar
sobre mi responsabilidad dentro del colectivo…
Que descansen…
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