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martes, 31 de marzo de 2020

El Asombrado Anciano


De la serie cuentos cortos antes de ir a dormir
De Elio Montiel

Homo Legit
by Elio Montiel
¡Me asombra! Dijo el anciano y levanto la mirada para observar a aquellos dos hombres parados frente a él en la acera de la calle gris. Hablaban sobre la buena fortuna de ser bendecidos por la paz del Padre, por todas sus bendiciones, por todo aquello que provenía de él, por la dicha, por las buenas y malas circunstancias, por el dolor y la alegría.

Los dos hombres voltearon en dirección al anciano que se levantaba con dificultad del piso de la acera desde donde había estado escuchando la conversación de aquellos dos seres; celebrar sus dichas y desdichas como la prueba irrefutable de la existencia y superioridad del Padre
¿A caso no tiene temor del Padre? Preguntoó airado uno de los hombres.
Sólo temo a no poder asombrarme replicó el anciano y emprendió despacio su camino.
Tres pasos más adelante se detuvo y se volvió hacia ellos diciendo: El asombro no comercia, no negocia, no pide nada a cambio…

Tío ¿Y qué pasó con el anciano?
Siguió su camino, supongo. Me hubiese asombrado si no lo hubiese hecho. Ahora, ¡a dormir!

Elio Montiel
Para Píldoras para dormir conmigo mismo
Marzo 2020

sábado, 28 de marzo de 2020

Sobre los encuentros dentro de los encuentros




Abstract 24
Emon Arte y Reciclaje - by Elio Montiel
Cierto día conversaba con una amiga que por lo regular suele llamarme a altas horas de la noche. Sabe, que soy muy malo para el teléfono, pero también sabe que me gusta escuchar. Entre una y mil cosas que se le ocurrían, me habló de su apego al hecho de ser mujer, cosa que creo debería ser el logos de toda mujer; apegarse a su valor como individuo, no exclusivamente como género sino por la incalculable importancia que tiene en todo este universo de maravillas en el que nos toca desarrollar nuestra existencia.
Obviamente, surgió la diatriba eterna del problema de las diferencias de género, lo cual para mi es un etcétera que aún no termino de asimilar, más allá de la sensatez que debería implicar la vida. Ese fue mi introducción a la avasallante argumentación de mi amiga…
Como suelo hacer le narré un encuentro con un amigo, dentro de nuestra nocturna conversación.
Conversando con un amigo, que pretendía desconocer la razón del vínculo tan profundo que existía entre su madre y él. Un asunto que sin lugar a dudas no necesitaba argumentación. Para cualquier hijo de vecina no requería explicación, ¡era eso y ya! ¿Por qué buscar las cinco patas al gato? Lo dejé que hablara (lo cual hizo sin parar) llegando a una exclamación que de alguna manera me sorprendió. ¡Si volviera a nacer me gustaría ser mujer!
Esa campana sonó en mi cabeza. La aproximación cosmogónica de la frase, ese subyacente sentido religioso y a veces inescrutable de la vida que tenemos arraigado culturalmente en nuestro ADN, despierta en mí, ciertas ideas de valoración, no necesariamente negativas, pero sí considerablemente reflexivas.
Le dije, nuestra historia como civilización está plagada de grandes errores y de grandes aciertos.
Abstract 25
Emon Arte y Reciclaje - by Elio Montiel
Algunos de ellos, errores o aciertos han desencadenado miríada de consecuencias que seguimos pagando como especie y como “civilización”. A lo largo de la historia de la humanidad hemos sido conducidos indefectiblemente en direcciones “convenientes” para mantener un cerco y control a la libertad de pensamiento, sin embargo, ha habido en medio de todas las posturas, teorías, temas, dogmas, paradigmas; ideas preclaras (por mucho preconcebidas) cuya contundencia ha sido, y vale decirlo así, realmente invisibilizadas en favor de intereses muy lejanos a los intereses colectivos.
El tema de la igualdad, por ejemplo, a veces nos ahoga en discursos más o menos inteligentes, a veces mucho más, que menos. Lo contradictorio de ese hecho es que con el paso del tiempo nos han inculcado la individualidad (todos los sistemas sociales, políticos, etc, etc) como garantía de: Justamente no ser iguales. Y la verdad es que ¡no podemos ser iguales! La igualdad es simple, franca, sin aristas ni sesgos, La estatua de la libertad mide tanto, el Big Ben tanto, el Palacio del Kremlin tanto, la torre tal… en fin una larga lista de ejemplos y etceteras. La igualdad es sólo razón inyectada, muy premeditadamente por los esquemas de retribución pero, siguiendo la línea de contradicciones, encuentro que ese mismo esquema de retribuciones responde a una “desigualdad” que le guiña el ojo a todo el mundo.
Mi amigo ya presentaba signos de mareo por lo que decidí llegar al punto. El asunto es que lo único asimilable a la igualdad son los valores de una sociedad. Si alimentamos realmente nuestros sistemas de valores, se reordenarían muchos otros “sistemas” que han nacido muertos pero sostenidos en el tiempo a conveniencia de pocos que normalmente se erigen como defensores de la sociedad.
En fin, yo no diría de querer nacer hombre o mujer para entender la vida desde esas perspectivas, ya suficiente tendría con nacer en un sistema de valores donde prospere la “equidad” lo cual es redundante en todo lo demás, es una onda expansiva trasparente y abarcadora que respeta la individualidad como vía para el auto reconocimiento tan necesario en estos días porque es a través de las diferencias que me convierto en un ser único e irrepetible con la única y grandiosa dignidad de vivir…
Mi amiga dijo, bueno ya es tarde y tengo que madrugar a trabajar (cosa que ya sabía). No me convence tu argumentación.
Entonces le dije, otra razón para ser diferentes…

Que tengas una Feliz noche.

Elio Montiel
Para Píldoras para dormir conmigo mismo
Marzo 2020 (En plena cuarentena)