![]() |
Abstract 24 Emon Arte y Reciclaje - by Elio Montiel |
Cierto día conversaba con una
amiga que por lo regular suele llamarme a altas horas de la noche. Sabe, que
soy muy malo para el teléfono, pero también sabe que me gusta escuchar. Entre
una y mil cosas que se le ocurrían, me habló de su apego al hecho de ser mujer,
cosa que creo debería ser el logos de toda mujer; apegarse a su valor
como individuo, no exclusivamente como género sino por la incalculable
importancia que tiene en todo este universo de maravillas en el que nos toca
desarrollar nuestra existencia.
Obviamente, surgió la diatriba
eterna del problema de las diferencias de género, lo cual para mi es un
etcétera que aún no termino de asimilar, más allá de la sensatez que debería
implicar la vida. Ese fue mi introducción a la avasallante argumentación de mi
amiga…
Como suelo hacer le narré un
encuentro con un amigo, dentro de nuestra nocturna conversación.
Conversando con un amigo, que
pretendía desconocer la razón del vínculo tan profundo que existía entre su
madre y él. Un asunto que sin lugar a dudas no necesitaba argumentación. Para
cualquier hijo de vecina no requería explicación, ¡era eso y ya! ¿Por qué
buscar las cinco patas al gato? Lo dejé que hablara (lo cual hizo sin parar) llegando
a una exclamación que de alguna manera me sorprendió. ¡Si volviera a nacer me
gustaría ser mujer!
Esa campana sonó en mi cabeza. La
aproximación cosmogónica de la frase, ese subyacente sentido religioso y a
veces inescrutable de la vida que tenemos arraigado culturalmente en nuestro
ADN, despierta en mí, ciertas ideas de valoración, no necesariamente negativas,
pero sí considerablemente reflexivas.
Le dije, nuestra historia como
civilización está plagada de grandes errores y de grandes aciertos.
![]() |
Abstract 25 Emon Arte y Reciclaje - by Elio Montiel |
El tema de la igualdad, por ejemplo,
a veces nos ahoga en discursos más o menos inteligentes, a veces mucho más, que
menos. Lo contradictorio de ese hecho es que con el paso del tiempo nos han
inculcado la individualidad (todos los sistemas sociales, políticos, etc, etc)
como garantía de: Justamente no ser iguales. Y la verdad es que ¡no podemos ser
iguales! La igualdad es simple, franca, sin aristas ni sesgos, La estatua de la
libertad mide tanto, el Big Ben tanto, el Palacio del Kremlin tanto, la torre
tal… en fin una larga lista de ejemplos y etceteras. La igualdad es sólo razón
inyectada, muy premeditadamente por los esquemas de retribución pero, siguiendo
la línea de contradicciones, encuentro que ese mismo esquema de retribuciones
responde a una “desigualdad” que le guiña el ojo a todo el mundo.
Mi amigo ya presentaba signos de
mareo por lo que decidí llegar al punto. El asunto es que lo único
asimilable a la igualdad son los valores de una sociedad. Si
alimentamos realmente nuestros sistemas de valores, se reordenarían muchos
otros “sistemas” que han nacido muertos pero sostenidos en el tiempo a
conveniencia de pocos que normalmente se erigen como defensores de la sociedad.
En fin, yo no diría de querer
nacer hombre o mujer para entender la vida desde esas perspectivas, ya
suficiente tendría con nacer en un sistema de valores donde prospere la “equidad”
lo cual es redundante en todo lo demás, es una onda expansiva trasparente y
abarcadora que respeta la individualidad como vía para el auto reconocimiento
tan necesario en estos días porque es a través de las diferencias que me
convierto en un ser único e irrepetible con la única y grandiosa dignidad de
vivir…
Mi amiga dijo, bueno ya es tarde
y tengo que madrugar a trabajar (cosa que ya sabía). No me convence tu
argumentación.
Entonces le dije, otra razón para
ser diferentes…
Que tengas una Feliz noche.
Elio Montiel
Para Píldoras para dormir conmigo
mismo
Marzo 2020 (En plena cuarentena)
No hay comentarios:
Publicar un comentario