“No es que estés solo,
lo que pasa es que has llegado a un
lugar donde
los otros aún no te han alcanzado.”
Alejandro Jodorowsky
"Madurar es
aprender a querer bonito
extrañar en silencio
Recordar sin rencores
y olvidar... muy despacito"
Frida Kahlo
Para J.M.
La vida nos premia a veces con la
incertidumbre, aquella que de alguna manera nos permite evaluar nuestros
propios procesos humanos, los verdaderos: amar, respetar, comprender y empatizar
con otros. No siempre es fácil o difícil, simplemente es; simplemente sucede. y
el objetivo de todos y cada uno de nosotros es sobrepasar las circunstancias
aprendiendo de ellas.
A mi manera de ver, eso se llama madurar. Cuando
practicamos valores humanos y somos capaces de generar más valores a nuestro
alrededor comenzamos a construir una visión diferente de nuestro entorno y de
nosotros mismos, y que, de manera
automática es percibida por otros con los que nos acercamos o distanciamos más,
porque una va atada a la otra por equilibrio natural.
La propuesta de vivir se basa en el
intercambio, no en aquel donde abunda lo material, aquello que se impone por lo
que hemos querido llamar el corporativismo abundante de la sociedad, que
determina qué es crecer y en qué dirección, sino el que permite el goce
espiritual, por así decirlo (existen muchas formas de interpretarlo, incluso terrorismo
hippy, desadaptación, escojan la suya), con quienes compartimos espacios,
llámese pareja, trabajo, comunidad. Este intercambio, crece en la medida que
crecemos como individuos y es claro, que nadie deja de crecer.
Hoy en día hablamos de un ser humanista (que
igual es seducido por el estatus) que se empareja, se
monetiza (¡ojo, no por
eso son peores!) se arropa de discursos, altares y tribunas… nos convencen de
que lo estamos haciendo mal y nos hacen creer que nuestra propuesta de vivir no
es exactamente la más adecuada… - ¡Está bien! Exclaman con profunda lástima. Pero
no estás creciendo… Incluso cuando asumes que ellos tienen la razón… estás creciendo,
estás aceptando que existe algo del otro lado de esta orilla que te permite
replantear tus jugadas en la mesa, porque aunque el discurso sea del otro las
cartas están en tus manos. Puedes preguntarte, algo que sugiero con frecuencia.
¿Comparado con qué... estoy creciendo, no soy exitoso, no me va bien, no logro
pareja o soy más humano?...
Cuestionarnos de esa manera nos permite al
menos anclar el nuevo punto de partida… y eso mis queridos amigos es madurar…
Que descansen…
Elio Montiel.
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