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miércoles, 3 de enero de 2024

Una Carta a los Reyes

A Paulita,

para que siempre crea en los Reyes...



Jaime se acercó decidido a la caseta que habían colocado en la plaza de un gran pueblo cercano al suyo. Allí, se encontraban jóvenes de la comunidad vestidos de elfos que la noche anterior al día de reyes serían los portadores de las cartas de los niños dirigidas a aquellos mágicos y tan ansiosamente esperados personajes.

La gente se arremolinaba en enormes filas acompañando a sus pequeños, que alegres llevaban en las manos sus peticiones en hermosos sobres adornados con lazos y dibujos para los Reyes.

Jaime, tan solo llevaba un gran pedazo de papel de bolsa que contenía una larga lista con los nombres de sus hermanos, amigos y otros niños de su pueblo, sin recado alguno, sin petición alguna, solo con la esperanza no escrita de que en su pueblo, todos los niños pudiera vivir la magia de una especial noche de reyes.

Después de largas y frías horas de espera, llegó su turno y con su corazón lleno de humildad y profundo amor depósito aquel sencillo papel en uno de los cestos de cartas y se fue retirando desconfiado, rogando que su mensaje no se perdiera. Sucedió que cuando ya estaba a punto de girarse, uno de los chicos vestidos de elfo, levantó la cesta con tal velocidad, que el ligero papel salió volando de ella perdiéndose entre el remolino de gente que seguía llegando a la caseta...

Quien lo hubiese observado, se daría cuenta de su desesperación buscando su tan preciada lista, pero a pesar de sus esfuerzos, no pudo encontrarla.

Después de su infructuosa búsqueda decidió regresar al pueblo lleno de vergüenza y tristeza, dolido y enjugándose las lágrimas emprendió el camino de regreso.

A pocos pasos de la entrada a su pequeño pueblo, un anciano que arreaba a un pequeño burro, lo llamó por su nombre y tendiendo la mano le entregó aquel humilde pedazo de papel que no tardó en convertirse en una hermosa y brillante luz que ascendió al cielo en forma de una estrella tan brillante que hacía palidecer la oscuridad nocturna.

Jaime sorprendido y asustado a la vez, salió corriendo, perdiéndose como a veces se pierden las historias.

Dicen quienes aún celebran la noche de Reyes, que desde aquel día todo el pueblo de Jaime se ilumina con la hermosa luz de una estrella y que ese pequeño pueblo es el primero en ser visitado por los Reyes Magos.


- Abuelito... ¿y que sucedió con Jaime?
- ¡Ah! ¡muy buena pregunta! Dicen en su pueblo que esa noche corrió tan fuerte... que él mismo se convirtió en la estrella...




Elio Montiel

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