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domingo, 13 de septiembre de 2020

SOBRE LA TERAPIA DE ESCRIBIR Y DE LEER

 



Los dos Lados (Detalle). Elio Montiel. Dibujo en tinta
sobre papel. 21 x 30 cm. 2020

No siempre existe la motivación para escribir, esa clase de automatismos no existen, o al menos en mi caso, Yo ejercito mis procesos en la escritura, realizando notas que en un momento dado pueden adquirir significado, un relacionamiento que pareciera acordar con circunstancias específicas de nuestro día a día. 

Una especie de terapia que con el tiempo se ha convertido en una disciplina que a mí en lo particular, se me presenta muy productiva en lo que a creatividad y desarrollo de mis ideas se refiere. 

Hace algunos días conversaba con un amigo al que, por razones distintas a las mías, le tocaba llevar un diario de manera terapéutica. Me decía lo difícil que era relacionar los hechos que escribía con sus verdaderas necesidades terapéuticas. 

Al principio me fue fácil explicarle que la intención de esa herramienta era que expresara sus emociones haciendo conscientes sus pensamientos, ideas y sentimientos. Le comenté que solía recomendar la biblioterapia como estrategia terapéutica, si embargo, hoy día no hay mucha gente que se interese en la lectura estos días, pero no la descarto como alternativa junto a la terapia de escritura. 

Frente a mí, mi amigo me observaba en silencio. 

La lectura, expliqué; dinamiza tu imaginación haciéndote ser parte de la trama del libro, caminar los mismos caminos del autor y sus personajes, vivir las aventuras y desventuras de ese otro ser imaginario, que puede, entre muchas otras cosas, servirte de hilo conductor dentro de la trama de tus emociones, tu vida y tus sentimientos. 

Lo pertinente de la escritura como agente “sanador” o terapia es que te permita extraer aquello que te inspire desde la perspectiva de tus propios ejemplos y puedas salir adelante con ello. Escribe la poesía de tu vida, no un diario de derrotas y miedos. ¡Escribe un cuento! El que quieras protagonizar con tu propia vida y dejar atrás aquello que te lastima. 

Luego de unos segundo, mi amigo preguntó: ¿Algún libro que me recomiendes? 

“Más Platón y menos Prozac” de Lou Marinoff 

Ambos nos quedamos observando por la ventana de la casa desde donde se podía ver como poco a poco iba acercándose el atardecer. 



Elio Montiel 

Para Píldoras para dormir conmigo mismo 

Septiembre 2020 





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