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jueves, 6 de agosto de 2020

De lo que damos, de lo que recibimos


     A veces no quiero hacer nada, las personas no son agradecidas, y eso no lo tolero, tengo una vecina que solo se acerca para ver que estoy haciendo, que traigo en la compra, si gasté o no gasté. Que puedo decirte que ya no sepas. La envidia las mata como si yo tuviera algo que no pudieran tener por su propio esfuerzo, y te soy sincero no me provoca tener un poquito de consideración con esas personas.

En la Pared II.
 Elio Montiel.
 Ilustración Digital. 2019
Mi amigo se escuchaba furioso por la línea, pero creo que era su momento de sacar la frustración y ¿quién mejor que yo para ser elegido? Esas cosas pasan. A ver, cálmate. Respondí amable, pero con firmeza. El mundo da muchas vueltas tu lo sabes mejor que yo; acaso ¿No recuerdas cuando ni siquiera podíamos vernos sin ganas de ahorcarnos el uno al otro? ¿y quienes somos hoy en día? Dos amigos, dos hermanos. Te voy a contar algo, aunque conociéndote será bajo tu absoluta desautorización, pero quiero que me escuches.

 

Un maestro chocolatero recibió el tan ansiado aviso de que había clasificado para el “Gran Concurso de Repostería de la Nación” Su exquisito pastel de calabaza y chocolate amargo había hecho las delicias del jurado seleccionador.

La buena racha había comenzado. Pensó, y finalmente podría salir de aquella panadería de quinta categoría en la que había tenido que trabajar al regresar de la guerra, cosa que siempre lamentaba al recordar el lujo e importancia de sus trabajos previos.

Decidió entonces prepararse para el gran día del concurso nacional. Por las noches, cuando llegaba de trabajar a su modesta residencia horneaba deliciosas mezclas que inundaban hasta fatigar con su aroma el pequeño espacio donde vivía.

Al regresar a su trabajo cada día, preparaba las simples pastas y masas comunes que terminaban perdiéndose en el mostrador de pastelería de aquella humilde panadería.

Cierto día llegó a la pastelería un anciano acompañado de su nieto mayor, quien insistía en salir de allí y buscar otro lugar más acogedor y oferta más apetitosa, sin embargo, el anciano, le decía al nieto que todo estaría bien. “A veces de los hornos viejos y humildes se extraen productos dignos de un Rey”. Miró al tendero y pidió que le sirviera un pastel de los que estaban en el exhibidor. Sin hacer oídos al reclamo de su nieto, el anciano partió a la mitad la pieza de “pâtisserie” y probó un pedazo para luego sacarlo con desagrado de su boca y dejarlo nuevamente en el plato. ¡Te lo dije abuelo! ¡Hemos debido ir a otro lugar!

El anciano llamó al tendero y pidió hablar con el pastelero, a pesar del desacuerdo de su nieto.

A los pocos minutos salió el chocolatero algo molesto por el incordio de su jefe y se paró frente al anciano que lo miró compasivamente a los ojos y le dijo. Este pastel es realmente miserable, triste, desolado. Sabe a dolor y desesperanza, algo que no necesitamos en estos tiempos, sin embargo, en el corazón de su masa laten los sueños. ¿Y sabe algo? A mi edad aprendí que los sueños se comparten. Hoy después de muchos años he vuelto a ver a mi nieto. Pensé que moriría sin verlo una vez más, pero los sueños son un regalo que se hacen realidad cuando mas los necesitamos. ¡No pierda la esperanza! Eso se refleja en sus acciones, en lo que damos y en lo que recibimos.

De los ojos del chocolatero rodaron unas breves lágrimas que inundaron sus ojos. Le pidió disculpas al anciano y de su delantal extrajo un trozo de su pastel de calabaza y chocolate que había preparado la noche anterior para comer durante la jornada.

El anciano lo llevo a su boca y luego de saborearlo casi infinitamente exclamó. ¡Este está vivo!

 

No hay mucho mas que contar de esta historia mi querido amigo, aparte de que el Maestro Chocolatero finalmente ganó el concurso Nacional de Repostería con un humilde pero extraordinario pastel de calabaza con chocolate. ¡Ah! Y que uno de los jurados principales de aquel concurso era el joven nieto de aquel anciano que conoció ese memorable día.

 

Que descansen…

 

Elio Montiel

Para Píldoras para dormir conmigo mismo.

Agosto 2020


2 comentarios:

  1. Mee quedó con esto tan especial: ¡No pierda la esperanza! Eso se refleja en sus acciones, en lo que damos y en lo que recibimos.

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