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domingo, 30 de agosto de 2020

Sobre la agenda dominical y frases entre comillas

 

 

Amante de luna. Elio Montiel. Foto intervención
digital. Varios tamaños. 2018

las seis de la tarde ya había concluido un domingo, con diferentes actividades que no contaba con  realizar. De hecho, había planificado hacer absolutamente nada, pero terminé (sin arrepentimientos), por atender varias llamadas, recibir a varios amigos y sostener algunas conversaciones terapéuticas. En esos últimos minutos en los que intentaba retomar lo planificado, léase no hacer nada. Sonó una vez más mi celular. 

Del otro lado de la línea, una voz que se reafirmaba con sus propias palabras sentenció. “Con todo esto que sucede, el mundo se paró. Y así como también hubo gente que se detuvo, no sé, si a manera de reflexión, por estar en una especie de vorágine acelerada y ciega” … Hubo silencio suspensivo y nuevamente la voz continuó diciendo. “En cambio a mí, me hizo dar cuenta de que estaba paralizada, caníbal de mis propias emociones decidí pincelar con romance, al igual que muchos otros, la realidad que estaba viviendo… Un breve repaso de lo dicho, quizás como un pensamiento fugaz detuvo nuevamente la voz que cerró sus palabras diciendo. “Finalmente me reactivé”. 

El silencio volvió y pensé que era el momento del dialogo en el que me correspondía a manera de oráculo dar a conocer mi parecer a la reflexión de mi interlocutora. 

Me sentí un tanto comprometido y pensé en decir “El mundo no se detiene porque uno pida la siguiente parada del autobús de la vida. Sin embargo, comencé diciendo. “El mundo no se detiene, la vida no se detiene. Se trata solo de una sensación personal de que algo no está sucediendo como debería en nuestra vida y no nos damos cuenta de qué es exactamente; hasta que finalmente surge un golpe de timón, un simple cambio de actitud que se vuelve inquietamente revelador y nos despierta del letargo de la ensoñación que nace de nuestra falta de coraje, de nuestros miedos; o también como resultado de nuestra rebeldía ante las circunstancias. 

Ambas formas son positivas porque nos despiertan de la ilusión, ese cristal opaco que posee la virtud de dejar atravesar la luz de nuestra fuerza interior cuando así lo decidimos, o la oscuridad que yace en nuestros temores. Cuando lo primero sucede somos capaces de dar grandes pasos en direcciones correctas y seguir avanzando indetenibles, intuitivos, y definitivamente más fuertes. 

Del otro lado de la línea escuché una voz relajada que me decía: ¡Así es exactamente! 
Gracias. 



Elio Montiel 

Para píldoras para dormir conmigo mismo 
Agosto 2020

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