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sábado, 30 de mayo de 2020

Sobre la armonía, la confianza y la fuerza de los elementos



“El Tiempo: Y, ¿Cuál es el siguiente paso?
El Pasajero de la Lluvia: La Muerte…
El Tiempo: Entonces, ¿Qué sentido tiene perderse?
¡Vámonos de copas!”
Dialogo del Tiempo y el pasajero de la lluvia. 
Elio Montiel


El Grito II
Ilustración Digital
Elio Montiel



… ¿Me sigues?


Si. Respondí con tranquilidad.


… Siento que se me escapa de las manos y no puedo hacer nada, los chicos, la casa, parecieran no entender los esfuerzos que hago continuamente y no tengo el tiempo para detenerme a explicarles que deben cooperar, tener mejor actitud…

Claro, claro… Asentí

Continuó hablando. He buscado apoyo en la madre, pero dice que también se le hace cuesta arriba lograr un punto más armónico, que también está agotada, que comparte su preocupación conmigo, pero siento que no se esfuerza…

Para mis adentros, era obvio que esta llamada resultaba ser para mi amigo, la oportunidad de desahogarse. Un amigo al que tenía tiempo sin ver y no estaba al tanto de sus circunstancias.

Poco a poco fui interviniendo hasta que por fin pude decir una frase completa y decidí contarle una experiencia personal.

Estaba de visita en Dallas por razones de trabajo, y en el noticiero de la mañana antes de irme a dar clases escuche en el noticiero que se esperaban fuertes precipitaciones con vientos huracanados y posible lluvia de granizo para las horas de la tarde. Para buena fortuna mía, a la hora que se estimaba el mal tiempo, yo ya estaría resguardado en mi habitación, que también por buena fortuna me había tocado en el hotel residencia de la institución. Recuerdo que esa tarde hubo un apagón debido al temporal y lo que mas me molestaba era que la habitación que me había tocado, estaba en una especie de segunda planta baja y no era muy iluminada. Ya habíamos recibido la advertencia de no salir de nuestras habitaciones, por lo que, sin luz, televisión y… nada, no me quedaba otra cosa que hacer que repasar apuntes de la clase del día siguiente. Al estar en un piso tan bajo, la oscuridad era aun mayor y la luz de emergencia era realmente pobre por lo que decidí correr las cortinas y al menos tener un poco de la luz grisácea del exterior.

El panorama era realmente tétrico y la luz que entraba era muy poca. La gran ventaja era que la vista daba hacia un lugar del campus que no conocía y se extendía plana hasta el borde de la autopista de Fortworth que estaba separada del terreno por unos enormes árboles frondosos y fuertes. Los vientos que se habían anticipado en las horas de la mañana estaban en su apogeo. Fue entonces que vi con detenimiento aquellos árboles, a mi parecer gigantes, moverse de un lado a otro o mejor dicho en dirección del viento. Las ramas más débiles se movían empujadas por aquella corriente eólica, otras un tanto más robustas parecían danzar en el entramado construido por el viento con ellas mismas y finalmente el tronco se mantenía aferrado al suelo con lo que imagino serían sus fuertes raíces; cada parte del mismo árbol, oponiéndose bravíamente a aquel ejercicio de fuerza de la naturaleza, una maravillosa armonía en medio de aquella arremetida de los elementos que se me antojó una danza impresionante…

Del otro lado de la línea me interrumpió mi amigo. 


Y… ¿No sentiste miedo?
¿La verdad? No. Respondí con firmeza. Estaba seguro de que el árbol resistiría. 

Dentro de mi sabía que no estaba respondiendo correctamente la pregunta, pero también que esa respuesta le serviría más a mi amigo.


Que descansen esta noche y encuentren un sol maravilloso en la mañana.


Elio Montiel 


Para Píldoras para dormir conmigo mismo


Final del mes de Mayo 2020

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