“No hay más realidad que la que
tenemos dentro.
Por eso la mayoría de los seres
humanos viven tan irrealmente,
porque creen que las imágenes exteriores
son la realidad y
no permiten a su mundo interior
manifestarse”
Herman Hesse
Finding away
Foto Intervención digital por Elio Montiel
Eran pasadas las diez de la noche de uno de esos días que suelo llamar “gracias, de nada”, de esos días en que todo lo que quieres hacer se siente aburrido e innecesario y lo que hiciste, no llenó tus expectativas y finalmente concluyes avergonzado diciendo: ¡Bueno está bien, respiré!…
Todos tenemos uno de esos días alguna vez a la semana, o al mes, sin embargo, siempre es bueno recordar que hasta las máquinas más resistentes requieren un momento de descanso para continuar la marcha, aunque pensándolo bien, ellas no lo saben. Tales pensamientos eran consistentes con el cómo había sido mi día, que hasta los pensamientos me sonaban absurdos e innecesarios. Decidí levantar la sábana y entrar en la cama, de seguro un rato de lectura, rompería el maleficio del aburrimiento.
Todos tenemos uno de esos días alguna vez a la semana, o al mes, sin embargo, siempre es bueno recordar que hasta las máquinas más resistentes requieren un momento de descanso para continuar la marcha, aunque pensándolo bien, ellas no lo saben. Tales pensamientos eran consistentes con el cómo había sido mi día, que hasta los pensamientos me sonaban absurdos e innecesarios. Decidí levantar la sábana y entrar en la cama, de seguro un rato de lectura, rompería el maleficio del aburrimiento.
A
pocos minutos sonó la campanilla de mensajería de mi teléfono. ¡Tenía un
mensaje!
Un
video hermosísimo e inspirador que me había enviado una amiga. Me gustó tanto
que me apresuré a agradecerle sin importarme la hora. Seguramente estaría despierta.
Pensé.
Mientras
escribía la respuesta, me llegó otro mensaje de mi amiga que decía: “Las cosas
buenas me recuerdan a ti”.
Borré
el mensaje que estaba escribiendo. No había respuesta posible para tal cortejo
de ¿la vida? ¿el universo?
Años
atrás, mi padre solía decirme “No hay personas malas hijo, sólo que desconocen
su potencial de bondad” Aquella frase contrastaba con mis propias experiencias
respecto a algunas personas, pero con el tiempo he aprendido que las palabras
de papá llevaban mucha razón. Y si, efectivamente, la gente desconoce cuan bondadosa
puede llegar a ser, quizás por el temor de hallarse expuesta o vulnerable, cualquier cosa…
Aquella
frase “Las cosas buenas me recuerdan a ti”, realmente estaba recordándome el
compromiso de ser alguien mejor. Todos deberíamos recibir ese mensaje en un día
cualquiera de la semana, o del mes, para recordarnos el compromiso de ser
mejores personas; de cuan importantes y maravillosas pueden llegar a ser nuestras acciones y dejar
de evitar la responsabilidad de ser individuos con características irrepetibles,
aprender a auto valorarnos, darnos a nosotros mismo la descarada alabanza de
reconocer que podemos romper con barreras personales, las mismas que rompen las
barreras sociales y nos acercan al otro, a nuestro entorno y a nuestro mundo.
A
mi manera de ver, ese es el propósito que como seres humanos poseemos, luego de
la dura evolución por la que hemos pasado para llegar a ser la especie que
somos. Un propósito que trasciende la individualidad, que hace o debe hacer
acopio de la bondad, la responsabilidad como valor y el coraje de enfrentar los
errores cometidos
Felices
sueños
Elio
Montiel
Para
Píldoras para dormir conmigo mismo
Mayo
2020
¡Me encantó!
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